Amelia estaba aislada de todas las conversaciones. Con la calma de no tener que soportar a su primo, se entretenía hablando mediante gestos con Mighty. Acababan de reírse ante el espantoso estado de la camisa de uno de los invitados, cuando el armadillo le señalo el columpio.
- Te espero allí - Entendió al leerle los labios y luego lo perdió de vista. Ella miró hacia sus parientes que se divertían contando anécdotas o hablando de las ventajas de poseer una de las primeras vías de tren en la capital. Era el momento justo de darse el piro. Dio dos zancadas hacía atrás cuando se choco con alguien.
- Disculpadme señorita, pero opino que deberíais mirar por donde camináis - Esa voz se le hacía horriblemente familiar. Hace 2 años, una tarde de verano, antes de que aquella casa se viniese abajo con ella dentro.
- ¡Tú! - Rob no se sorprendió, púas rosado claro, voz aguda y tono cortante. No podría tratarse de nadie más que de la repipi de su prima.
- Amelia, cuánto tiempo *reverencia*
- Hola - Saludo de mala gana sin ni siquiera mirarle.
- Veo que su carácter sigue siendo tan elocuente como cuando erais una niña. - Pero no pudo evitar sorprenderse del nuevo aspecto de Amelia. Para empezar, su peinado había pegado un cambio de 180º. Ya no quedaba rastro de aquellas tres púas rebeldes, sino una larga cabellera rosada que le llegaba hasta el comienzo de sus senos. Había crecido unos cuantos palmos, aunque él era un palmo más alto. Su cuerpo se había trazado por delicadas y precisas curvas. Estaba claro, esa chica que se situaba frente a él evasiva, no tenía punto de comparación con la niña repipi que recordaba.
- Y tú forma de hablar sigue siendo igual de ridícula. - Lo miro de reojo. Primero aquellos ojos verde menta. Tampoco ella pudo evitar su asombro. Su tío no mentía al fardar de que Rob era ahora todo un hombre. Había crecido, su cuerpo parecía más tonificado y fuerte. Su pelaje turquesa y sus púas ya eran más alargadas. Llevaba un traje también de soldadito de plomo. - Veo que los años te han favorecido, primo. Aun así, debo retirarme necesito refrescarme.
Rob vaciló entre molestarla cortando el paso pero terminó haciéndose a un lado. Amy estaba ya de camino al columpio cuando sonó el primer disparo.
- ¡Guardia en posición!
Todos los guardias tomaron sus posiciones y empezaron a disparar a un objeto que sobrevolaba el cielo. Amelia vio asustada como dos personas cargaban con el cuerpo muerto de uno de los guardias. El cuervo tenía un agujero de bala entre ceja y ceja. Pero, por lo poco que pudo ver, esa no era la típica herida de un balazo normal. El descontrol era terrible. La gente corría a refugiarse al salón de baile y otros corrían sin un sentido fijo. Rob logró abrirse camino hasta un escondrijo que había tras las escaleras.
- Sabía que los debía traer. Madre me debéis una disculpa - Se colgó el carcaj y tomó su arco con fuerza. Fue más difícil ir a la zona de pelea que a por su arco y sus flechas. La gente lo empujaba y en más de una vez temió perder el equilibrio. Empujó con más fuerza con los hombros hasta llegar junto a sus padres y tíos.
- ¿¡ Y Amelia, no estaba contigo!? - Su tía estaba histérica en los brazos de su madre.
- No, me dijo que quería ir a refrescarse- Antes de que le contestará, sintió algo acercarse. Tomó una flecha y disparó atravesando la bola flotante. Disparó y derribó otras cinco a la primera, pero aun así seguían cayendo soldados y llegando más máquinas flotantes.
No muy lejos de allí, Amy intentaba mantenerse en pie a pesar de la marea de personas que le empujaban de un lado a otro. Entre el corsé y la marea de gente, empezaba a sentir como se le aplastaban las costillas. Tenía que escapar pero no podía, cada paso que intentaba dar, la marea la empujaba dos pasos hacia atrás. Ya empezaba a pensar que moriría aplastada cuando una mano la tomó del brazo y la jalo fuera.
- ¡Mighty!
- Llegas tarde a donde te dije - Su tono intentaba mantener el buen rollo de siempre. Mas se notaba lo asustado que estaba.. La mano en la que sujetaba su pistola temblaba. - ¿Sabes? Nunca he disparado con esto antes.
- Esperemos que no falles - Intentó ser bromista pero también estaba muy asustada. Los disparos sonaban cerca de donde estaban sus padres y sus tíos. - ¿Me cubres?
- Siempre
Empezaron a correr en dirección hacia donde la familia real había sido vista por última vez. La gente cada vez eran menos y todos observaban desde las cristaleras el espectáculo. Rob por su parte, empezaba a marearse de los giros tan rápidos que daba para disparar en todas direcciones. Su madre y la tía Nataly habían sido escoltadas al interior de la casa. El rey y su hermano, disparaban a todo lo que podían. Pero les superaban en número. Rob seguía sin entender de donde salían. Esa tecnología no era común ni la había visto antes. En mitad del jaleo, una carcajada corrompió el ambiente. De entre el cielo oscuro, un circulo más gordo voló hasta situarse a una distancia visible del patio.
- Buenas noches, caballeros. Espero no haber sido descortés con mi intrusión. De donde yo procedo es típico que pasen estas cosas.
- Esa voz... - Un pinchazo lleno de dolor la cabeza de Amy. Conocía esa voz, pero no estaba segura de qué.
- Mi nombre es Ivo Robotnick y ordeno que se me entregue el reino o terminaré con cada vida que lo puebla.
- ¡¿ QUÉ OS HACE CREER QUE OS LO DAREMOS ?! - Rob estaba enojado. Su padre por su parte analizaba la situación antes de mover ficha.
- ¿ Acaso deseas una demostración, alimaña impertinente? ¡Cómo quieras!
- ¡AAH! - El disparo dio en uno de los costados de su tío Robert. Amelia oyó el grito de su padre y corrio a su lado.
- ¡Padre, padre, padre! - Robert cayó al suelo, sus ojos verde esmeralda habían perdido parte de su brillo. Su hermano, había arrancado una tira de su chaqueta e intentaba hacer un torniquete alrededor de la herida.
Amelia se alegró al ver como su padre se levantaba, apoyado en el hombro de su hermano.
- Patéticos. Os puedo destruir solo con mis juguetes - Robotnick pulso un botón y otra tropa de bolas mecánicas volantes salió al ataque. Los disparos cubrían en cielo. Mighty apuntaba y disparaba con la suerte de, en escasas ocasiones, derribar alguno de aquellos trastos. Rob apuntaba y disparaba sin descanso, haciendo un escudo de flechas hasta que algún médico sacase a su tío de allí. Pero las máquinas empezaron a cambiar. Algunas desarrollaron grandes pinzas y armamento.
- ¡Rob, márchate ¡Saca a Amelia de aquí! - Grito su tío desde el suelo. Pero el joven no quería abandonarlo. Tenían que acabar con ese huevo con bigotes.
- ¡No pienso dejarles!
- ¡No seas necio muchacho! ¡Hay una forma de vencer a ese loco! ¡Y no es aquí luchando! - A pesar de que Rob no parecía estar de acuerdo con esa opinión, su tío siguió gritándole - Las leyendas hablan de una piedra gigante capaz de realizar cualquier cosa o concederle el poder de un dios a quien la tenga. ¡Amelia y tú sois los únicos que podéis hacer el viaje! ¡A las afueras del reino, cruzando el bosque, hay un matrimonio que te lo explicará mejor y te prestarán ayuda! ¡ Ahora coge a mi hija y marchaos!
- Tío yo... - Pero la escena era tan impactante que lo dejó sin habla. Durante la charla, una de las bolas había cogido a su tío y su padre estaba casi fuera de sus garras. Ambos gritaban debido al dolor de la presión sobre sus cuerpos y el esfuerzo. Aquella máquina era enorme. Ninguna de sus flechas lo dañarían.
- ¡VETE!
No espero más y empezó a correr. Al fondo vio a su prima junto con un armadillo rojo luchando. El corazón se le paro al ver una de las bolas apuntar a la cabeza de la eriza. Pero Amelia estaba tan distraída intentando lanzar las patas rotas de una mesa como si fuesen lanzas, que no deparó en la amenaza.
- ¡Amelia!
Pero para cuando su flecha alcanzó la máquina, esta ya había disparado. Amelia estaba tirada en el suelo con Mighty sobre ella.
- Ha faltado poco. Gracias por salvarme de esta.
- No...hay...de que. - Ella se levantó al notar algo mojarle el vientre. Sangre. Aquella cosa había dado a Mighty.
- ¡Oh no, Mighty! - Intento acomodarlo en el césped y sus piernas. - Te vas a poner bien, ya verás.
Las manos le temblaban al intentar tapar la hemorragia pero era inútil. El armadillo ya daba su última respiración cuando miró a Amy con ojos llorosos y dijo:
- Amy yo te...
- ¡Amelia rápido tenemos que salir de aquí! - Rob tomó a Amy del brazo y la separo de Mighty. Justo en el instante que él abandonaba este mundo.
waaaaaaaaaa!!! por poco y mighty decia algo!...bueno literalmente dijo algo -w-U...se puso bueno! ojala sigas! y como es que eggman...llego a...olvidalo!...sigue por favor que ya quiero ver que pasa!! te cuidas,suerte,saludos,nos vemos!!...
ResponderEliminarAaah! El gordote feo ha entrado en escena D: ! ... Me dio cañangasñangas lo que pasó y más la muerte dr mighty... Esa no me la esperaba >.<
ResponderEliminaroooh! Amy n' Rob's adventures *-*!
A los tiempos que no leo tus historias y-y- empiezas bien x3 Seguiré leyendo apenas se pueda *-*!
PD: Ooh! Basta de describir a la perfección el cuerpo de Amy O: < (Me leí lo Sonadow de entrada, no comenté por cuestiones de internet CX pero por su culpa ando muy... Dañada ; u ; )