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viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo cuatro

Recorrieron el bosque durante horas. Debería ser ya medianoche cuando Rob consideró que ya podían descansar. Amy se encontraba sentada sobre un tronco caído dibujando en el suelo garabatos. El erizo turquesa no tardó en aparecer cargando con unos cuántos trozos de madera, hizo un montón con algunos y guardó otros para alimentar el fuego.

- Maldita sea...¡Prende de una vez! - Rob frotaba la madera con el palo, pero se resistía a prenderse. Entonces agarró dos piedras e intentó golpearlas hasta saltar una chispa. El resultado fue el mismo: nada.

-Anda deja. ¿Tantas clases sobre la realeza te hicieron olvidar las excursiones al campo que hacíamos de pequeños?-  Rob solamente infló una de sus mejillas y ruborizado apartó la mirada. No tardó en saltar la primera chispa que dio inició a un fuego cálido que iluminó los alrededores - Ya sabía yo que me sería más útil aprender supervivencia que caminar con un libro en la cabeza.

Ambos erizos se sentaron en lados opuestos. Ninguno estaba por la labor de entablar conversación, y más después de todo lo que habían visto. Sin apetito y con el miedo a las pesadillas, Amy se acurrucó en el suelo y apoyó la cabeza sobre su brazo.

- Buenas noches.

-Buenas noches - Rob se limitó a apoyarse en el tronco de un árbol con el arco cargado y haciendo guardia.

Amelia no tardó en quedarse dormida. Estaba flotando en una densa oscuridad cuando empezó a recordar aquellos momentos aterradores. En sueños, pudo ver unos ojos rojos fríos rodeados por metal. Rob pegó un bote al escuchar el grito.

- ¡¿Amelia, estáis bien?! - Su prima estaba temblando con el miedo dibujado en su rostro. Se acercó a abrazarla y la acarició para tranquilizarla- Tranquila, ya paso... Solo fue un mal sueño... - Tarareó una nana que su madre le solía cantar y, finalmente, su prima volvió a cerrar los ojos. Intentó apartarse pero Amy se aferraba en sueños a su pecho. - Amelia...

Se quedó dormido acariciando la cabeza rosada de la eriza. Al día siguiente, Rob se despertó con el primer rayo de Sol. Amy aún seguía dormida y le daba pena despertarla. La pobre se había pasado la noche temblando y desvelándose por las pesadillas. Con cuidado se separó, tomó su carcaj y salió a buscar el desayuno. No se alejó demasiado del campamento, para poder oír si su prima pedía ayuda. Pero eso le conllevo no poder ir tras las piezas más grandes. Al regresar, había conseguido cazar una perdiz rechoncha y  algunos frutos del bosque. Su prima aun seguía dormida así que aprovecho para desplumar al animal e intentar cocinarlo. El olor a comida hizo rugir su estómago, por lo que la eriza no tuvo más remedio que despertarse. Al principio se sorprendió encontrarse en el bosque, luego recordó lo que había pasada y le entraron ganas de derrumbarse de nuevo. Miró a Rob que, usando una rama, asaba una perdiz.

- Veo que no eres tan inútil con el fuego al final - Su tono brusco y cortante solo hizo que su primo se riera.

- Aprendo rápido.

-Ya, lo que tú digas... - Intento alejarse pero su estómago le ordenaba acercarse a la hoja donde reposaban un puñado de bayas. - ¿Por qué no me despertaste?  - No sabía el por qué, pero le resultaba vergonzoso pensar en el tiempo que llevaría dormida desde que él se había despertado.

- Pensé que necesitaríais descansar después de la mala noche que pasasteis.

- Lo siento... No debí de dejarte dormir, esta noche haré guardia yo.

- Tranquilizaos. Si lo que os preocupa es si descanse, os diré que vos misma os aferrasteis a mi tras lograr calmaros. Así que terminé durmiendo un par de horas. - Aquello era incluso más vergonzoso. Se imaginaba a su yo dormida abrazada a su odiado primo. Ridículo.

- Gracias...

- No es problema.

Amy se sentó al lado de los frutos y empezó a mordisquear una mora. Degusto el dulce sabor antes de coger la siguiente. Rob por su marte, utilizaba la punta de una de sus flechas como cuchillo. Dividió la pieza en cuatro trozos: dos para ahora y dos para el camino. Comieron en silencio y al terminar, recogieron lo poco que tenían y retomaron el camino. El sol estaba en su cenit pero apenas llegaba la luz. Los árboles se erguían metros y sus rama tapaban los rallos de Sol, por lo que la luminosidad tenía tonos verdosos. Amy no soportaba otra hora más en silencio. Para su sorpresa, Rob se detuvo en seco, la miró y dijo:

- Voy a entrenaros

- ¿Qué?

- Lo que oyes. Necesitáis aprender a defenderos en caso de que yo no pueda socorreros.

Sin esperar aprobación alguna, Rob le paso el arco a sus manos. Se colocó tras ella, cogió sus manos y las posiciono según él decía: era la mejor manera para apuntar y disparar. Amy se sintió algo incómoda con cercanía del erizo, sentía su aliento en la nuca y su voz sonaba tranquila pero firme. Sin saber por qué, ya no sonaba su voz ridícula sino atractiva. Apartó de inmediato tales pensamientos e intentó prestar atención a la improvisada clase. Apenas tenías unos metros cuadrados sin árboles, pero Rob se movía con gracia y agilidad. Amy, por su parte, se movía con torpeza al intentar imitar los movimientos de su primo.
Tras ensayar una especie de "danza" y poses, la eriza rosada empezó a practicar a apuntar y lanzar.

- Relajad la mano y vaciad la mente. Centraos en vuestro objetivo y olvidad lo demás, eso si, nunca bajéis la guardia o podría seros mortal - Amy vaciló, el tronco que tenía que disparar era lo suficientemente ancho que solo un tuerto lo fallaría. Ignoró a su primo y soltó la flecha, pero para su sorpresa esta pasó de largo el árbol por uno de sus costados. No pudo sentirse más humillada, y la cosa no mejoro con los reproches de Rob - Mal... ¡Mal! Os dije que relajaseis cuerpo y centraseis la mente. ¡¿Es demasiado pedir que me hagáis caso de vez en cuando?! Tsk, voy a por la flecha, quedaos aquí- Recalcó mucho el "quedaos" para que sonará a orden lo máximo posible. En cuánto se hubo alejado, Amelia pataleo el suelo.

- ¡Idiota, idiota! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué entre todos, tuviste que elegirle a él como mi compañero, padre?! ¡¡Ahgg, es peor que la amargada profesora de etiqueta!! Además, no fue mi culpa, esa flecha estaba en mal estado ¬ ^ ¬.... Y lo voy a demostrar - Tomó una flecha del carcaj y apuntó a la rama de un árbol

- ¿Decíais algo? - Amy se sobresalto y sin quererlo, la pluma de la flecha se que escapó de los dedos. La flecha salió disparada y rompió la unión de una colmena a la rama.

- Uh oh.. Mierda.... - La colmena se estrello en el suelo y un furioso enjambre salió en busca del culpable. - ¡¡ CORREEEE!!

- ¿Qué? - Al ver la nube de abejas enfurecidas  Rob también salió por patas. - ¡¡ESPERADME!! - Corrían lo máximo que les permitía la adrenalina. - ¡¡DEBEMOS IR AL AGUA!! ¡¿ Sabes dónde puede estar?!

- ¡¿ TENGO CARA DE CHARCO O QUÉ?! ¡¡TENGO TAN POCA IDEA DE DÓNDE HALLAR AGUA COMO TÚ!! ¡¡AAHH!!

- ¡¿Qué pa... ¡¡AAHH!!

Lo primero que notaron fue el cambió de temperatura, luego la corriente y terminaron orientándose. ¡El río! Lo habían encontrado, y de la manera más tonta posible. Ambos nadaron para alejarse de las abejas y se hundieron nuevamente al verlas llegar. Cuando el zumbido dejó de oírse, se pusieron de pie. El agua les legaba hasta la cintura y la corriente no era demasiado fuerte.

- Eso estuvo cerca...

- Recuérdame no volver a asustarte cuando estés apuntando - Ambos se empezaron a reír y a sentirse aliviados.

- ¡Menudo profesor más patoso estás hecho! - Amy le salpicó en la cara.

- ¡ Dijo la alumna bizca  ¡Ha ha ha! - Empezaron a salpicarse y por primera vez, disfrutaron y se divirtieron. Cuando ya les salían lágrimas y les dolía el pecho de la risa, pararon y pudieron verse directamente. Los ojos de Rob se fijaron en el cuerpo de Amy, la tela del vestido estaba aun más ceñida a su cuerpo y casi transparente. - Am- Amelia... O//-//O..*nosebleed*

- ¿Qué?... ¡Ah!- Ruborizada se tapó los senos con los brazos - ¡Pervertido! >//^//<

- ¡Pero si yo no hice nada! - Rob también se sonrojo demasiado y mentalmente se lamentó de que el espectáculo hubiese durado tan poco. Amy se negó a mirarlo directamente, sus ojos se posaron en el pecho de su primo. La camisa blanca también marcaba su fuerte figura.

- Esto es estúpido... ¿Verdad, primo? ¿Rob? - Pero el erizo no contesto, sus ojos verdes se cerraron y cayó desplomado al agua. - ¡ROB! Ah... - Notó un pinchazo en el cuello y se quitó un pequeño y fijo objeto. - ¿Un dar...do?...- Sintió que todo el cuerpo le pesaba y todo su mundo se oscureció.

1 comentario:

  1. Oh! Esos primos ¬//.//¬U Bueno, al menos la diversión les duró algo x u xU (Hablo del salpicarse agua, no del admirarse mutuamente... ... ... no soy perv u3u)
    Sip, menuda tortura que ha de ser para Amy estar sola con Rob CX Pe-e-ero ooww, cada vez se odian menos, acaso :B?
    Dejaste buen final para el capítulo 4 O: Avisarás cuando actualices que ya ves que Sam anda muerta * - * U Que quiero seguir leyendo CX
    - Samo *o*

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