Otras historias...

viernes, 12 de julio de 2013

Capítulo siete

El estruendo les aturdió durante unos segundos. La tierra había temblado a sus pies cuando uno de los árboles con un prominente tronco se había venido abajo. Cuándo la pequeña neblina de polvo le permitió ver de nuevo, Amy contemplo como un enorme robot de metal con colores rojo sangre intentaba atacar a los gemelos que estaban situados a sus pies. La arrogante hermana estaba atrapada por una de las ramas del árbol y Efrén yacía en el suelo inconsciente. Rob había descolgado su arco y lanzaba flechas que revotaban en la coraza de la máquina. Asustada, Tundra daba cabriolas sin saber a donde dirigirse. Un fuerte silbido hizo que el animal recobrase la razón. Miro a Amy y troto a su lado.

- Buena chica -Susurro mientras le acariciaba el lomo - Tundra necesito tu ayuda, tenemos que sacar a Pen y Efrén de ahí antes de que ese robot los aplaste.- Sin decir más, salto a subirse a la yegua y juntas echaron a correr hacia donde estaban los linces.

Por su parte, Rob se empezaba a poner nervioso. Aquel robot tenía un metal más duro que los robots que asaltaron la fiesta. Parecía no tener un punto flaco con el que de un flechazo pudiese al menos derribarlo. Entonces escucho el relincho de Tundra. Su prima se aventuraba a acercarse al robot.

- ¡Amelia, detente! - Sin poder esquivarlo, el robot golpeo con su especie de mano/gancho he hizo que jinete y montura cayesen al suelo.

Amy recupero con rapidez la consciencia para ver como el robot levantaba su pie para aplastarla. Cerro los ojos paralizada por el miedo.

- ¡NO!- Rob se puso sobre ella para cubrirla. Aguantaba con su espalda el peso del pie del robot.

- Rob... ¿Por qué tú...? -El erizo la miro, su cara mostraba una terrible agonía pero aun así le sonrió.
- ¿Ya olvidasteis que juré protegeros?

Pero ni todos los juramentos podrían salvarlos. Rob no resistiría mucho más y nadie podía ayudarlos.
- Amy...yo...- Se oyó unos chasquidos, como cuando se produce un cortocircuito. El pesado robot se desestabilizo y cayó desplomado de un costado. Al mismo tiempo, Rob se desmorono sobre Amy quedando con su cara en los senos de la eriza.

- ¡A faltado poco! - De la espalda del robot apareció Efrén con un par de cables arrancados en la mano. -Puede que Pen sepa desactivarlos, pero arrancar cables nunca se me dio mal- El lince empezó a sonreír triunfante hasta que vio la situación de los erizos - Uoh, mejor les dejo un poco de intimidad. Aun soy joven para ver el baile de hacer bebés - Amy se puso como un tomate mientras Efrén se marchaba a ayudar a su hermana, la cual no dejaba de maldecir a gritos.

- Mmm...- La cabeza de Rob se revolvió ligeramente hasta que poco a poco fue abriendo los ojos. -¿E-estamos...muertos?

- No, aun todavía la parca no nos vino a llamar, Rob- Amy rió haciendo que su pecho se agitase a la par que movía la cabeza de Rob.

- Ugg me duele todo el cuerpo...Para ser a veces algo insufrible, sois bastante cómoda- Amy se sonrojo mientras empezaba a molestarse. Tener a Rob tan cerca y tumbado sobre ella le resultaba bastante incómodo.

-¿Insufrible?...¿Blandita?...¡Haz el favor de quitarte de encima mía, erizo pervertido!- De un empujón se quito a Rob de encima que callo al suelo gimiendo de dolor.

- Tenéis unas maneras muy peculiares de dar las gracias, Amelia- Dijo sin casi abrir los ojos. El cuerpo le dolía tanto que le molestaba incluso respirar. Intento sentarse al menos pero una punzada de dolor le hizo volver a quedar desparramado en el suelo.

- Me temo que tendremos que parar a descansar un rato. No os encontráis en las mejores condiciones para caminar.

Cuando Efrén llego a su lado cargaba con su hermana que cojeaba, tenía el tobillo manchado de sangres pero parecía que ignorase el dolor. Entre los tres ayudaron a subir al lomo de Tundra a Rob y detrás se sentó Pen. Amy llevaba las rendas de Tundra y Efrén les guiaba, decía que si se quedaban en el lugar de la batalla serían presa fácil. Caminaron durante unas horas hasta estar lo suficientemente lejos. 

- Aquí podremos estar tranquilos, por el momento...

- Ire a buscar algunas hojas con la que poder hacer una cama a Rob y algo que pueda servir de vendas a Pen. 

- No hace falta que se moleste, se cuidarme sola - Dijo con desagrado la lince mientras arrancaba una de sus mangas y se hacía un torniquete en la herida. Amy resopló y se giro para marcharse. 

- Esperad, Amelia. 

- ¿Qué queréis ahora?- Rob extendió su arco y el carcaj hacia ella. - Así no iréis desprotegida. Y también podríais practicar vuestra puntería.

- Gracias - Se echo las flechas a la espalda y tomó con determinación el arco - Volveré antes de que se ponga el sol, cuida de ellos mientras estoy fuera.

Efrén asintió y Amy se adentró en el bosque. Encontró los restos de una red que debería hacer sido una trampa fallida, en ella fue recogiendo las hojas hasta tener la red totalmente llena de hojas. Recordó el arco y miró en busca de alguna presa. El estómago le rugía con fuerza. Caminó sin encontrar o escuchar ni siquiera un pájaro.

- Demasiado silencio... No me gusta nada...

No lograba quitarse el sentimiento de que algo marchaba mal en ese bosque cuando un ciervo paso ante sus ojos. Su instinto hizo que sus piernas reaccionasen y corriese tras el animal. Al fin se detuvo unos momentos a pastar y Amy aprovechó para cargar su arco. Iba a disparar pero el animal levanto la cabeza miró a algo que estaba tras él y salió espantado.

- ¡Maldición! ¡ Esa pieza casi era mía! No lo entiendo, no me había visto. ¿Qué lo habrá espantado?

Muerta de curiosidad camino en la dirección a la que había mirado el animal. El sol empezaba a ocultarse entre las montañas y cada vez le costaba ver con claridad. Todo era bosque, no se explicaba la reacción del animal. Sin embargo, a lo lejos lo vio. Al principio pensó que lo ojos la engañaban, pero era real.

- Luces de una casa. Una casa... al final del ...bosque. - Analizo aquel hecho y pego un grito de felicidad. Se llevo la mano a la boca y salió corriendo a avisar a los demás de su descubrimiento. Al final la habían encontrado. Pronto, muy pronto, todo volvería a la normalidad. O eso quería pensar la joven eriza.

lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo seis

- ¡¿Ves algo, Pen?!- La lince saltó desde la rama más alta y llego al suelo sin perder el equilibrio.

- Todo el camino esta despejado. Sigamos- Contesto con su voz seca y su mirada inexpresiva.

Llevaban caminando tres días. Ya habían dejado atrás praderas, campos de cultivo e incluso una vía del ferrocarril. Amelia iba la última en la fila, acompañada del pequeño Efrén. Penélope y Rob caminaban a paso ligero. Era como si aquella ropa de arquero les hubiese recargado toda las fuerzas, aunque más a Rob que a su prima. No había minuto desde que abandonaron el campamento gitano, que no agradeciese los ropajes y las botas que tanto le facilitaban el movimiento. Pen era algo así como la líder del grupo. Siempre inspeccionaba los caminos con ojo avizor desde la copa de los árboles. La lince administraba los horarios de comida y descanso. Rob no discutía y parecía estar muy de acuerdo con la niña, incluso la defendía si alguno nos atrevíamos a cuestionarla.
Desde que retomaron el viaje, la poca relación que había logrado mantener con su primo se había perdido por completo. Rob por su lado estaba demasiado ocupado en adelantar cuando antes el momento de encontrar la casa del matrimonio Ulaim. Temía que si se retrasaban demasiado, todo habitante de Mercia se convirtiera en un montón de metal.

- ¿A que viene esa cara señorita Amelia?- Efrén caminaba a mi lado sobre unas rocas. El niño saltaba con la gracia de una bailarina de un pedrusco a otro sin quitarle la curiosa mirada de encima. Era curioso, ambos hermanos eran como el yin y el yan. Uno afable y bueno y la otra arisca y distante. Pero sin su primo, Efrén era toda la compañía que tenía la eriza.

- ¿Acaso tu madre no te enseño a no ser tan cotilla?- El lince se detuvo y miró al cielo sonriendo.

- Mi mamá no me pudo conocer... El abuelito dice que Papá y Mamá se fueron de viaje a  un lugar lejano y bonito... Pero nunca quiere decirnos cuando volverán - Amelia se mordió la lengua pero el pequeño parecía no estar triste. Fue como un golpe en el corazón, la inocencia con la que lo había dicho no quitaba el tétrico significado. - ¿Y tus papás señorita Amy? ¿ También están de viaje o los puedes ver siempre?

- Ellos... - Recordó los rostros metálicos de sus padres y el dolor en su pecho se intensifico.

- ¡ALTO!

Ambos miraron a Rob y Penélope. Estaban parados mirando a algo que había a sus pies.

- Esto no esta bien...

- ¿Qué ocurre hermana?- El lince se adelanto a investigar el terreno. Por su parte, la eriza rosada se sentó en una roca a descansar. Cerró los ojos e intento imaginar el rostro de sus padres cuando lo escuchó. El relincho de un caballo. Y no de cualquiera.

- ¡TUNDRA! - A empujones aparto a sus tres compañeros que la miraron con sorpresa y sin entender. El animal estaba relinchando para pedir ayuda. Tenía todo el cuerpo hundido en un líquido negruzco y viscoso y solo tenía el la cabeza fuerza e intentaba coger aire.

- ¡No, si te tiras terminarás muerta! - Pero las palabras de la niña no la detuvieron. Con un dedo toco el líquido y vio que era muy pegajoso. Miro los arboles del alrededor y divisó un roble que una de sus ramas quedaba cerca de la cabeza de la yegua.

- ¡Rob, dame tu arco y una cuerda!

- ¿Qué pretendéis Ame...?

-¡Tú hazlo!- Desconfiado le tendió su arco y una cuerda - Flecha - Con rapidez improviso un nudo alrededor del palo y apunto hacía la rama.

- Amy dejádmelo a mí, no queremos revivir otra situación como la de la colmena.

Pero disparo antes de que Rob pudiese agarrar el arco. La fortuna le sonrió y la flecha se clavó en el lugar deseado. Tomo la cuerda y empezó a escalar por el grueso tronco del árbol y a gatas llegó hasta dónde estaba la flecha. Miró por última vez a los ojos asustados de su primo y salto con determinación, sin soltar la cuerda de su mano. Al principio le costó salir a la superficie pero lo consiguió. Tundra estaba inquieta ante la llegada de Amy y relinchaba y pataleaba para alcanzarla pero solo lograba hundirse más.

- Shhh tranquila, estoy aquí  Tundra. Voy a sacarte y luego buscaremos una gran manzana para ti, ¿si? - Las lágrimas le nublaban la vista a Tundra, Amy logró alcanzarla y tocar su alborotada crin. - Ya esta, ya esta... Solo un poco más...

- ¡Amy ata la cuerda a su cuerpo, nosotros tiraremos para traeros a tierra firme! - Efrén agitó la flecha con el nudo y fue pasando la cuerda a su hermana y Rob.

- ¡Si! Vamos tundra, nosotras podemos. - Hundió una mano y palpo la tripa del animal. Paso la cuerda e hizo un nudo con fuerza.- ¡CUANDO QUERÁIS!

- ¡TIRAAR! - Los tres empezaron a tirar con fuerza, Amy y Tundra observaban contentas como se acercaban lentamente a la orilla. - ¡OTRA VEZ!...¡TIRAR!

- Ya casi estamos, Tundra - El caballo relincho con alegría y junto su cabeza con la de su dueña y está empezó a reír.

Medio metro y aquella experiencia quedaría convertida en un recuerdo pero algo más tuvo que pasar. La pierna de Amy se engancho con alguna rama y la succiono para dentro del líquido. Tundra empezó a agitarse al ver como la cabeza de la eriza desaparecía bajo aquella masa negruzca.

- ¡AMY! - Rob soltó la cuerda e intento correr hacía Amy, pero aquel líquido le frenaba las piernas. Le costaba cada vez más sacar el pie hasta el punto de que para solo dar un paso necesitaba hacer una fuerza enorme.  - ¡Aguanta!

Amy por su parte tiraba desesperada de su pierna, la rama se había enganchado a su tobillo y no quería ceder. Las manos le dolían del esfuerzo que necesitaba para moverlas y más porque tenía que valerse de uno de sus brazos, mientras que con el otro intentaba agarrar la cuerda que rodeaba el estómago de Tundra. No podía abrir los ojos y aquel líquido hacía que sus parpados resultasen pegajosos y complicados de abrir. Tiró con fuerza hasta el punto de arañarse el brazo.

Rob estaba desquiciado  ese líquido pegajoso no le dejaba adentrarse más y Amy aun no salía. Pego un grito al sentirse tan inútil con el que solo consiguió asustar a una bandada de pájaros que descansaban sobre un árbol cercano. La había perdido...
Una gran bocanada de aire rompió el silencio. La eriza había logrado salir y no dejaba de toser. Tundra relincho de alegría y animo a Amy a que se apoyase en su lomo.

- ¡AMELIA! - Con energías renovadas, logró salir del líquido y corrió a tirar de la cuerda. Pen y Efrén miraron sorprendidos de la rapidez de reacción de Rob. Entre los tres lograron sacar a la yegua y la eriza.

- *Cof* *cof* ¿Ven? - Su voz se entrecortaba por la fuerte tos. Rob tomo a su prima en brazos y se alejo del charco de alquitrán. Tundra y los gemelos se limitaron a seguirlo en silencio para saber a dónde se dirigía.

Rob camino hasta una roca que tenía la forma de una cama, reposó a Amy y la ayudo a limpiarse. Los gemelos y la yegua se quedaron tras un árbol observando con recelo.

- No vuelvas a hacer algo así.

- ¿Ya me tuteas? ¡Ya estás descuidando sus modales, príncipe  - A pesar del sarcasmo y la risa de la eriza, Rob solo miró con más dureza a su prima y esta silencio sus bromas. Nunca había visto a su primo de esa forma, siempre estaba con sus "estúpidas formalidades" y sin rechistar a nada. - Rob yo...

Sin embargo no pudo terminar, los brazos de Rob la rodearon, dejándola muda y con un sentimiento de pequeñez. Se sintió brusca porque sus brazos no parecían responderla, aunque tampoco deseaba abrazarlo, pero termino respondiendo sin evitar que sus mejillas ardiesen.

- No lo hagas más, no soportaría perderte... - Rob la abrazo con más fuerza y Amy se sonrojo todavía más. Pero aquel cálido abrazo no duró mucho, apenas la eriza rosa iba a apoyar su cabeza en el hombro de su primo, este la aparto bruscamente. Extrañada se quedó quieta pensando que había hecho algo mal. Rob por su parte parecía haber puesto todos sus sentidos en alerta y analizaba los arboles que les rodeaban.

- No estamos solos... - Despacio se quito el arco de la espalda y lo agarró con fuerza. Se escucho el crujir de una rama cerca de donde se encontraban los gemelos y Tundra. - ¡¡¡CUIDADO!!!

domingo, 10 de marzo de 2013

¡I'M BACK BITCHES! :'D

¡¡HOLA A TODOS!!

No sabéis el gusto que me da poder volver a escribir :´D Siento haber estado estos últimos tres meses desparecida (Créanme, por mi no hubiera dejado de escribir ; ^ ;) , pero es que justo coincidió que este trimestre en el instituto se nos volvió mucho más corto que otros años. Por lo que tooodos los trabajos y exámenes se me amontonaron T__T además de que teníamos que hacer actividades para ahorrar dinero para nuestro viaje de fin de curo :'D (Aunque al final no ha servido para nada porque no nos bajaron el precio, malditos hijos de *nya* D:<!!!)

Pero bueno, ayer termine mi último examen y claramente ya no tengo excusa para estar alejada de ustedes :'D Aunque también aviso de que el próximo sábado 16 me iré de viaje de fin de curso a Italia (Bonjiorno pincipessa :'D No tengo ni zorra idea de italiano XDD) y no regresa´re hasta el sábado siguiente por la noche x3U Pero bueno, durante está semana intentaré escribir lo máximo posible que me permitan mis deberes TT w TT

Bueno, que más... ¡A sí! Como sabéis la próxima historia será Sonamy (ustedes votan, yo obedezco x3 Feel  like a esclava ; w ;)  naah y como dato para los que la vayan a leer os voy a dar un adelanto ¬3¬... La historia será ambientada en la Zone Cope! (Para los que no sepáis de que hablo, ya os enteraréis XD)
¿Por qué? (Aparte de porque me sale del... moño ;D) Porque como sabéis algunos, tengo cuenta en dA y un día me dedique a ver los fantásticos dibujos de lujji (http://lujji.deviantart.com/) y como lo que ella más dibuja es sobre Zonic y la Zone Cope pues me inspiré en eso xD

Esa historia me gustaría en serio adornarla con dibujos pero ya se verá XD Bueno, eso es todo.
Se despide Cristalice :B

sábado, 5 de enero de 2013

Capítulo cinco

- ¡No suéltame, yo no hice nada!- La pequeña eriza lloriqueaba mientras intentaba escapar de aquel monstruo.

- Será mejor que la calles hasta que él venga, no soporto sus lloriqueos- La gorda figura abandonó la sala, dejándoles solos. La niña empezó a retroceder hasta pegarse a la pared. Asustaba miró a aquellos ojos rojos sin vida que iluminaban la sala.

- No...No te acerques... ¡NOO!

Amy se despertó de golpe con el corazón apunto de salirse de su pecho. Miró a su alrededor, estaba dentro de una tienda no muy iluminada. La luz del sol se filtraba entre la tela, afuera se podía oír el canto de las aves y dos personas discutiendo.

- Será mejor que entre, la chica acaba de despertar - La voz sonaba firme y sin sentimientos. Pudo distinguir  la sombra en la puerta de la tienda, la que parecía haber hablado tenía una especie de lanza. Parecía un lince,  pero no podía estar segura.

- De acuerdo, tú quédate vigilando Saburo. No queremos que otra máquina nos ataque por sorpresa- Contesto la otra figura. Intento orientarse y buscar a Rob, pero estaba sola en aquella tienda. Tenía las muñecas atadas y uno de sus tobillos a una barra metálica que sustentaba la tienda.

- Maldita sea... - De pronto la tela de entrada se retiró y dejo entrar la luz junto con otra figura. Era un lince de avanzada edad, sus bigotes le llegaban hasta el final de la barbilla y su pelaje se veía apagado. - Buenas tardes, señorita.

- ¡¿Quién sois?! ¡¡¿Y que habéis hecho con Rob?!! ¡Soltarme ahora mismo!

- Mi nombre es Kazuma soy el que manda en este campamento. Y por vuestro novio no temáis, aun sigue inconsciente debido a que cierta persona se excedió con la cantidad de tranquilizante - Ella se ruborizo al ser confundida como novia de Rob. ¡Pero si eran primos, eso era tabú!

- No somos novios, él es mi primo.

- ¿Ah sí? Disculpadme entonces, cuando nos contaron la situación en la que os encontraron supuse que seríais una pareja de enamorados. Aun así, cuando os trajeron, al rato unas máquinas llegaron  y atacaron a mi gente. No quisiera hacerme mala sangre y matar a dos inocentes pero no puedo evitar cuestionarme: ¿qué hacíais en el río y por qué esas cosas os seguían? ¿O acaso los guiasteis hasta nosotros?

La cara se le descompuso al recordar todo lo que había visto antes de huir al bosque. Su familia, todo lo que conocía, lo había perdido. No. Todo no. Aun tenía a Rob, aunque no fuese la opción que más le agradase.

- Huíamos. Nunca pensamos que nos habían seguido. No quisimos guiarlos hasta ustedes - Kazuma miró a la eriza de arriba a abajo. Aunque todos desconfiasen de los erizos, él sabía muy bien cuando alguien mentía.   Y esa joven decía la verdad. Sacó su daga y la eriza ahogó un grito al ver el arma blanca.

- Tranquilizaos, sé que me decís la verdad. Ahora dejadme que os desate. - Corto las cuerdas que sujetaban sus manos y tobillo. Amy se froto la piel enrojecida mientras se ponía en pie.

- Gracias.

- No es problema, eriza. Ahora ven conmigo, te guiaré junto al erizo turquesa.

Al fin pudo ver donde estaba: seguía en el bosque pero estaba en un campamento con gentes de no muy alta clase social. Los niños correteaban de un lado a otro, una mujer miraba una bola de cristal mientras decía frases en una lengua que no conocía, un hombre entretenía a un grupo de niños curiosos con trucos de cartas. Habían ido a parar a un campamento de gitanos. Le sorprendió el aspecto de las tiendas y casetas, estaban perfectamente camufladas con el ambiente. Si no fuese por las ventanas abiertas, no hubiese notado que esas rocas escondiesen una docena de tiendas y carruajes. Una rata con cara de pocos amigos hacía guardia frente a una tienda como la que ella había estado.

- ¿ Alguna novedad, Munch? -

- Nada, Kazuma. El erizo sigue dormido.

- Bien. - Se giro y miro a la eriza - Puedes entrar a verlo. Supongo que preferirá verte a ti primero que al maloliente de Munch..

-¡Eh, que me de duche hace tres días!

- Lo que yo decía. Anda entra.

Amy camino insegura hacía la tienda. La rata se hizo a un lado y le retiro la tela para dejarla pasar. Al entrar sintió como si no hubiese salido de donde había despertado. En la penumbra busco a Rob. Por fin distinguió la figura del erizo atado a un palo y con la cabeza agachada. Se acercó con cuidado hasta quedarse arrodillada frente a él.

- Rob... - Acarició sus largas púas para intentar despertarlo. Rob reacciono murmurando en sueños y moviendo poco a poco los ojos.

- ¿Amy?... - Su voz sonaba ronca y adormilada.

- Venga pedazo de vago arriba. Me asustaste al verte desplomado en el suelo. Con un tipo tan despistado como tú no sé en que pensaba mi padre al elegirte como mi protector. - Rob movió los hombros y se río del sarcasmo de su prima.

- ¿Sería mucho pediros que me soltaseis?

- Si. Pero como soy buena, lo haré - Rob se aguanto un comentario sarcástico mientras su prima le desataba los nudos de las muñecas. - Ahora prométeme que no atacarás a nadie.

- Nadie que no se lo busque, lo prometo. - Se levanto y estiró el cuerpo. - Mucho mejor. Ahora busquemos mi arco y salgamos de aquí.

-¡Rob espe- !- Pero el erizo no se espero y salió de la tienda con viento fresco. Afuera, Munch había bloqueado el paso a Rob.

- Discúlpeme pero le pido que se haga a un lado.

- A no princesita durmiente, nadie le da ordenes a Munch. Y menos un erizo escuálido como tú.

- Mide tus palabras o lo lamentarás - Ambos se encararon y la rata, que le sacaba cabeza y media y cuyo aspecto físico era más musculoso, no pudo evitar reírse en su cara.

- ¿O qué rata verdosa? ¿Te echarás a llorar?

Cuando Amy salió alarmada por los gritos vio a su primo pegándose con aquella rata. Lo dio por muerto al principio ya que no esperaba que Rob supiese defenderse sin su arco. Pero le sorprendió la agilidad y el manejo que tenía en el combate. Al poco rato, el erizo había logrado desequilibrar al animal que yacía tirado en el suelo.

- La próxima vez no te dejes fiar por las apariencias. ¿Eh? - Rob se sorprendió al encontrarse con montones de ojos puestos en él. Entonces recordó la promesa de su prima. Temió que por su estupidez les matasen pero, en vez de eso, un lince de avanzada edad se abrió paso entre la gente y empezó a aplaudir.

- Bravo muchacho, jamás creí posible que alguien pudiese con Munch.

Rob miró a sus pies, la rata tosía y se  intentaba poner en pie. Le tendió la mano, Munch vacilo entre aceptar o no la ayuda pero termino cogiendo su mano.

- Eres bueno, erizo. Desde hoy tienes mi respeto.

- Gracias... Supongo.

Su prima le miraba entre sorprendida y alegre de verlo aun con vida . Él simplemente le devolvió la sonrisa y la eriza aparto la mirada. Quién fuese capaz de entender a las mujeres, tan de pronto era cálida y simpática, como arisca y cortante.

- Bueno, aun no os habéis presentado, erizos - Dijo Kazuma señalándolos con la punta de su gastado bastón.

- Yo soy Rob, príncipe de Mercia y ella es Amelia mi prima.

- Amy - Corrigió la eriza - Estamos buscando una casa a las afueras del bosque. En ella hay un matrimonio a los que debemos acudir lo antes posible. - Los gitanos murmuraron entre ellos hasta que una mujer gritó:

- ¿La casa del matrimonio Ulaim?

- Supongo... - Contesto confundida la eriza. Los comentarios entre la gente se hicieron más animados.

- ¡Conozco ese lugar, esta a unos media milla de aquí!

- Esta bien erizos, os proporcionaremos un guía que os lleve a la casa de los Ulaim. - Todas las voces se callaron cuando el lince empezó a a hablar. - Pero antes, creo que os vendrá bien algo de ropa nueva, ¿no creéis?

Ambos asintieron y agradecieron la hospitalidad. Una mujer se llevó a Amy mientras que Rob fue acompañado por Munch. La eriza llego a la tienda donde antes había visto a una mujer leyendo las cartas. La desnudaron y la metieron en un barril llenó de agua. Lavada y secada, aguardo con una toalla a que le trajesen su nueva ropa. Una tigresa de mejillas sonrosadas entro en la habitación.

- Espero que te valga. Es un viejo vestido que le hice a mi hija cuando tenía tu edad. Espero que te valga. Aquí te dejo los zapatos. - Deposito la ropa en una silla y la volvió a dejar sola.

Acarició la tela del vestido rojo y los leotardos cortos negros que le llegaban hasta por encima la rodilla. La señora le había dejado además una diadema roja y un par de botas con el mismo color con una linea blanca en el centro. También había un par de guantes blancos con dos pulseras en forma de anillo. Se vistió y se sintió cómoda y limpia después de bastante tiempo. Salió afuera donde le esperaba Kazuma junto con un cambiadísimo Rob.
Llevaba puesta una chaqueta marrón con un cinturón que sujetaba una especie de bolsillo rectangular. Dos guantes marrones de arquero, unas botas del mismo color y una capucha que le cubría las púas. A la espalda llevaba colgado su carcaj repleto de flechas y en una mano su arco. Se veía muy acostumbrado a esos ropajes, muy diferentes a los que ocasionaba a vestir.
Con ese nuevo aspecto, no podía negar que se veía muy guapo. Por su parte, Rob contemplaba a su prima. Se veía muy linda con esa ropa. Ambos se miraron pero solo apenas unos segundos, luego cada uno miró a cualquier lado.

- Así mucho mejor. Ahora os presento a vuestros guías.

- ¿Bromeáis, no? - Tras el viejo animal, había dos niños gemelos. La niña tenía la mirada más fría y seria, mientras que su hermano tenía la cara más alegre. Ambos linces dieron un pasó al frente e inclinaron la cabeza en señal de respeto.

- Estos son mis nietos: Efrén y Penélope.

-Mucho gusto - Contestaron a unisono.

- Efrén es el mejor rastreador del poblado y conoce el bosque como la palma de su mano. Y Penélope traficó chatarra por lo que sabe como tratárselas con esas máquinas del demonio. Tengan este petate, dentro llevan comida y mantas para los cuatro. Mucha suerte y espero volver a verlos algún día.

- Gracias por su hospitalidad.

- ¡Eh, erizo!

- ¿Qué quieres Munch? - La rata le dio un fuerte apretón de manos.

- Ojalá volvamos a vernos, nunca había encontrado a nadie que estuviese a mi altura.

- Si, eso espero. ¡Hasta la próxima!

Se despidieron de las gentes gitanas y emprendieron rumbo a la búsqueda de aquella casa. Ahora con la esperanza de encontrarla con la ayuda de esos niños. Solo podían pensar en lo cerca que estaban de cumplir su objetivo.

<<Esperad un poco más, papá, mamá. Pronto os salvaremos...Pronto...>>

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Hola a todos! :D Feliz 2013 a todos n___n! Bueno aquí les traigo el nuevo cap de este dúo dinámico XD. Espero que les haya gustado y comentes. Aun así yo venía a comentarles una cosita:

Miren ya se me ha ocurrido una nueva historia ( hohoho sep, ya avise que este blog iba a ser un conjunto de historias que se me viniesen a la cabeza XD) y va a ser un drama romántico. Aun no tengo claro la pareja que pueda interpretarlo así que dejo estas opciones :3 :

- Sonadow (Sonic x Shadow)
- Sonamy (Sonic x Amy)
- Shadamy (Shadow x Amy)
- Angice (Ángel x Cris ( Ambos FC míos de mi otro blog))
- Tails x Cream
- Tail x Cosmo
- Shadaria (Shadow x María )

No sé, esas son -3-. La encuenta la pondré desde hoy y el tope para votar será el 25 de Enero.
Eso es todo. Bye! ♥

viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo cuatro

Recorrieron el bosque durante horas. Debería ser ya medianoche cuando Rob consideró que ya podían descansar. Amy se encontraba sentada sobre un tronco caído dibujando en el suelo garabatos. El erizo turquesa no tardó en aparecer cargando con unos cuántos trozos de madera, hizo un montón con algunos y guardó otros para alimentar el fuego.

- Maldita sea...¡Prende de una vez! - Rob frotaba la madera con el palo, pero se resistía a prenderse. Entonces agarró dos piedras e intentó golpearlas hasta saltar una chispa. El resultado fue el mismo: nada.

-Anda deja. ¿Tantas clases sobre la realeza te hicieron olvidar las excursiones al campo que hacíamos de pequeños?-  Rob solamente infló una de sus mejillas y ruborizado apartó la mirada. No tardó en saltar la primera chispa que dio inició a un fuego cálido que iluminó los alrededores - Ya sabía yo que me sería más útil aprender supervivencia que caminar con un libro en la cabeza.

Ambos erizos se sentaron en lados opuestos. Ninguno estaba por la labor de entablar conversación, y más después de todo lo que habían visto. Sin apetito y con el miedo a las pesadillas, Amy se acurrucó en el suelo y apoyó la cabeza sobre su brazo.

- Buenas noches.

-Buenas noches - Rob se limitó a apoyarse en el tronco de un árbol con el arco cargado y haciendo guardia.

Amelia no tardó en quedarse dormida. Estaba flotando en una densa oscuridad cuando empezó a recordar aquellos momentos aterradores. En sueños, pudo ver unos ojos rojos fríos rodeados por metal. Rob pegó un bote al escuchar el grito.

- ¡¿Amelia, estáis bien?! - Su prima estaba temblando con el miedo dibujado en su rostro. Se acercó a abrazarla y la acarició para tranquilizarla- Tranquila, ya paso... Solo fue un mal sueño... - Tarareó una nana que su madre le solía cantar y, finalmente, su prima volvió a cerrar los ojos. Intentó apartarse pero Amy se aferraba en sueños a su pecho. - Amelia...

Se quedó dormido acariciando la cabeza rosada de la eriza. Al día siguiente, Rob se despertó con el primer rayo de Sol. Amy aún seguía dormida y le daba pena despertarla. La pobre se había pasado la noche temblando y desvelándose por las pesadillas. Con cuidado se separó, tomó su carcaj y salió a buscar el desayuno. No se alejó demasiado del campamento, para poder oír si su prima pedía ayuda. Pero eso le conllevo no poder ir tras las piezas más grandes. Al regresar, había conseguido cazar una perdiz rechoncha y  algunos frutos del bosque. Su prima aun seguía dormida así que aprovecho para desplumar al animal e intentar cocinarlo. El olor a comida hizo rugir su estómago, por lo que la eriza no tuvo más remedio que despertarse. Al principio se sorprendió encontrarse en el bosque, luego recordó lo que había pasada y le entraron ganas de derrumbarse de nuevo. Miró a Rob que, usando una rama, asaba una perdiz.

- Veo que no eres tan inútil con el fuego al final - Su tono brusco y cortante solo hizo que su primo se riera.

- Aprendo rápido.

-Ya, lo que tú digas... - Intento alejarse pero su estómago le ordenaba acercarse a la hoja donde reposaban un puñado de bayas. - ¿Por qué no me despertaste?  - No sabía el por qué, pero le resultaba vergonzoso pensar en el tiempo que llevaría dormida desde que él se había despertado.

- Pensé que necesitaríais descansar después de la mala noche que pasasteis.

- Lo siento... No debí de dejarte dormir, esta noche haré guardia yo.

- Tranquilizaos. Si lo que os preocupa es si descanse, os diré que vos misma os aferrasteis a mi tras lograr calmaros. Así que terminé durmiendo un par de horas. - Aquello era incluso más vergonzoso. Se imaginaba a su yo dormida abrazada a su odiado primo. Ridículo.

- Gracias...

- No es problema.

Amy se sentó al lado de los frutos y empezó a mordisquear una mora. Degusto el dulce sabor antes de coger la siguiente. Rob por su marte, utilizaba la punta de una de sus flechas como cuchillo. Dividió la pieza en cuatro trozos: dos para ahora y dos para el camino. Comieron en silencio y al terminar, recogieron lo poco que tenían y retomaron el camino. El sol estaba en su cenit pero apenas llegaba la luz. Los árboles se erguían metros y sus rama tapaban los rallos de Sol, por lo que la luminosidad tenía tonos verdosos. Amy no soportaba otra hora más en silencio. Para su sorpresa, Rob se detuvo en seco, la miró y dijo:

- Voy a entrenaros

- ¿Qué?

- Lo que oyes. Necesitáis aprender a defenderos en caso de que yo no pueda socorreros.

Sin esperar aprobación alguna, Rob le paso el arco a sus manos. Se colocó tras ella, cogió sus manos y las posiciono según él decía: era la mejor manera para apuntar y disparar. Amy se sintió algo incómoda con cercanía del erizo, sentía su aliento en la nuca y su voz sonaba tranquila pero firme. Sin saber por qué, ya no sonaba su voz ridícula sino atractiva. Apartó de inmediato tales pensamientos e intentó prestar atención a la improvisada clase. Apenas tenías unos metros cuadrados sin árboles, pero Rob se movía con gracia y agilidad. Amy, por su parte, se movía con torpeza al intentar imitar los movimientos de su primo.
Tras ensayar una especie de "danza" y poses, la eriza rosada empezó a practicar a apuntar y lanzar.

- Relajad la mano y vaciad la mente. Centraos en vuestro objetivo y olvidad lo demás, eso si, nunca bajéis la guardia o podría seros mortal - Amy vaciló, el tronco que tenía que disparar era lo suficientemente ancho que solo un tuerto lo fallaría. Ignoró a su primo y soltó la flecha, pero para su sorpresa esta pasó de largo el árbol por uno de sus costados. No pudo sentirse más humillada, y la cosa no mejoro con los reproches de Rob - Mal... ¡Mal! Os dije que relajaseis cuerpo y centraseis la mente. ¡¿Es demasiado pedir que me hagáis caso de vez en cuando?! Tsk, voy a por la flecha, quedaos aquí- Recalcó mucho el "quedaos" para que sonará a orden lo máximo posible. En cuánto se hubo alejado, Amelia pataleo el suelo.

- ¡Idiota, idiota! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué entre todos, tuviste que elegirle a él como mi compañero, padre?! ¡¡Ahgg, es peor que la amargada profesora de etiqueta!! Además, no fue mi culpa, esa flecha estaba en mal estado ¬ ^ ¬.... Y lo voy a demostrar - Tomó una flecha del carcaj y apuntó a la rama de un árbol

- ¿Decíais algo? - Amy se sobresalto y sin quererlo, la pluma de la flecha se que escapó de los dedos. La flecha salió disparada y rompió la unión de una colmena a la rama.

- Uh oh.. Mierda.... - La colmena se estrello en el suelo y un furioso enjambre salió en busca del culpable. - ¡¡ CORREEEE!!

- ¿Qué? - Al ver la nube de abejas enfurecidas  Rob también salió por patas. - ¡¡ESPERADME!! - Corrían lo máximo que les permitía la adrenalina. - ¡¡DEBEMOS IR AL AGUA!! ¡¿ Sabes dónde puede estar?!

- ¡¿ TENGO CARA DE CHARCO O QUÉ?! ¡¡TENGO TAN POCA IDEA DE DÓNDE HALLAR AGUA COMO TÚ!! ¡¡AAHH!!

- ¡¿Qué pa... ¡¡AAHH!!

Lo primero que notaron fue el cambió de temperatura, luego la corriente y terminaron orientándose. ¡El río! Lo habían encontrado, y de la manera más tonta posible. Ambos nadaron para alejarse de las abejas y se hundieron nuevamente al verlas llegar. Cuando el zumbido dejó de oírse, se pusieron de pie. El agua les legaba hasta la cintura y la corriente no era demasiado fuerte.

- Eso estuvo cerca...

- Recuérdame no volver a asustarte cuando estés apuntando - Ambos se empezaron a reír y a sentirse aliviados.

- ¡Menudo profesor más patoso estás hecho! - Amy le salpicó en la cara.

- ¡ Dijo la alumna bizca  ¡Ha ha ha! - Empezaron a salpicarse y por primera vez, disfrutaron y se divirtieron. Cuando ya les salían lágrimas y les dolía el pecho de la risa, pararon y pudieron verse directamente. Los ojos de Rob se fijaron en el cuerpo de Amy, la tela del vestido estaba aun más ceñida a su cuerpo y casi transparente. - Am- Amelia... O//-//O..*nosebleed*

- ¿Qué?... ¡Ah!- Ruborizada se tapó los senos con los brazos - ¡Pervertido! >//^//<

- ¡Pero si yo no hice nada! - Rob también se sonrojo demasiado y mentalmente se lamentó de que el espectáculo hubiese durado tan poco. Amy se negó a mirarlo directamente, sus ojos se posaron en el pecho de su primo. La camisa blanca también marcaba su fuerte figura.

- Esto es estúpido... ¿Verdad, primo? ¿Rob? - Pero el erizo no contesto, sus ojos verdes se cerraron y cayó desplomado al agua. - ¡ROB! Ah... - Notó un pinchazo en el cuello y se quitó un pequeño y fijo objeto. - ¿Un dar...do?...- Sintió que todo el cuerpo le pesaba y todo su mundo se oscureció.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD! :D

Hohohoho soy una idiota T_T Siento no haber podido felicitarles las fiestas antes pero, no pude @_@...
El 24 nada mas despertarme, me fui a pasar el día en casa de mis tíos y no volví hasta las 4:30 de la mañana (?!)  y ayer más o menos igual ; ^ ;

Bueno, espero que Santa haya sido generoso este año y el montón de carbón no haya sido tan grande ¬3¬... Ok no XD jajajaja Espero que lo hayan pasado muy bien y disfruten de sus vacaciones :D.

Subiré el capítulo 4 está noche o mañana a más tardar -3-... Un saludo y ¡Feliz navidad!

sábado, 22 de diciembre de 2012

Capítulo tres

Las lágrimas le nublaban la vista. Solo llegaba a distinguir borrones oscuros y un borrón turquesa que sería su primo. Amelia no sentía su cuerpo, por lo que Rob tenía que dar fuertes tirones para lograr avanzar. El erizo intentaba orientarse y esquivar plantas y rocas, pero cargar con su prima no ayudaba. Podría gritarla, pero llamarían la atención descubriendo su posición. Y debido a su estado físico, el erizo no sería capaz de duran 15 segundos frente a aquellas máquinas.. Así que se limitaba a empujar, correr y agudizar la vista y el oído. A pesar de la enorme fuerza de su primo, ella volvió a tropezar pero, está vez, Rob no pudo sujetarla. El precioso vestido beis de hace unas horas estaba lleno de barro, ramas enganchadas y los bordes estaban hechos jirones  Tampoco el pantalón de Rob tenía muy buen estado, aunque tampoco es que les importase mucho en ese momento su aspecto.

- Arriba prima, debemos alejarnos antes de que nos encuentren. - Pero Amy no se movió. Estaba destrozada y muy asustada.

- Que nos encuentren... O me llevan ellos o vuelvo yo por mi cuenta.

-  ¿Acaso queréis morir? ¡Muerta no podrás vengarle! - Su primo le miró sin entender, mas ella no se achantó y le contesto con una fría mirada.

- ¡Voy a luchar por los que quiero! ¡¡Ya he perdido a Mighty!!... y no quiero perder a nadie más.¡¡¡NO PIENSO HUIR Y DEJAR QUE MATEN A MI FAMILIA!!! -  La tristeza se habría transformado en una ira desenfrenada y sedienta de venganza. Dio la espalda sin querer escuchar una sola palabra más, pero Rob la sujeto antes de que saliera corriendo.

- Allí no seréis rival frente a todas esas máquinas...

- No me toques - De un  manotazo se soltó y lo miró con asco - No después de alejarme de Mighty. Por tu culpa no pude salvarlo. - Rob sintió esas palabras escupidas como un golpe bajo.

- ¡No lo hubieras salvado de ninguna manera! ¡Aquella bala le había atravesado el estómago, tsk!- Se odio por haberla gritado. Era normal que estuviera así, quizás, aquel armadillo era más que un conocido para ella. Tragó el orgullo y se rindió, pero las palabras que pronuncio no fueron nada fáciles para él - Voy contigo, así que ya puedes soltar esa rama.

- ¿Qué? - Aquello la había pillado por sorpresa, tanto la propuesta, como el estar sujetando una gruesa rama de roble sin recordar haberla cogido.

- Pienso acompañaros. Temo las estupideces que podríais llegar a hacer sola, además, le prometí a su padre que la cuidaría.

Amy se giró con los ojos rojos de llorar. Odiaba a su primo, pero su ánimo era en aquel momento tan frágil que no pudo evitar girarse y abrazarlo. Rob la consoló mientras ella lloraba en su pecho. Una vez ya calmada, se limpió las lágrimas y empezaron a correr de regreso a la destrozada mansión. En mitad del camino, la eriza no dejaba de soltar blasfemias acerca de lo ajustada que eran las faldas de aquel vestido. Sin preocuparse por la mirada de su primo, rajo la tela hasta que la longitud de la prenda quedó reducida hasta por encima de las rodillas. Rob echo una mirada atrás para ver por qué su prima andaba tan rezagada. Al ver las piernas de su prima y la corta longitud del vestido, no pudo evitar que sus mejillas se ruborizasen y apartase corriendo la mirada. Amelia, sin darse cuenta de la cara del erizo, no tardo en alcanzarlo. Le sorprendió comprobar cuanto terreno habían recorrido sin darse cuenta aunque no podía distinguir si, en verdad habían recorrido un kilómetro al menos, o el tiempo pasaba más lento .

Una vez allí, se escondieron en unos setos observando el patio y la situación. El huevo grande resulto ser un hombre de piernas huesudas alargadas y un cuerpo rechoncho. Su calvicie y su gordura le daban la total apariencia de un huevo. Llevaba unos pequeños anteojos y, bajo su gran bigote y la nariz de patata, no borraba la sonrisa de la cara. Las bolas flotantes habían vuelto a mutar. Ahora parecían personas hechas de metal que cargaban con los cuerpos de los invitados. Pudieron ver como algunos introducían a las personas en una especie de tubo que se abría y cerraba. Asombrados y aterrados, vieron como ante sus ojos introducían a un lobo y ,al abrirse nuevamente el tubo, estaba recubierto de metal y cables dándole el aspecto de una máquina.

- Es peor de lo que me imaginaba... - Ambos se les corto la respiración al ver quién era el siguiente.

- ¡Padre! - Rob hizo ademán de levantarse pero Amy lo agarro de la cintura. Rob fue testigo de como su padre era robotizado sin poder evitarlo. - Maldito bastardo... Juró que lo mataré con mis manos.

Ella no podía contestar. Entre el ejercito de invitados robotizados, pudo reconocer a su madre y a su padre. También estaba Lucinda y algunos sirvientes de la casa. Aquello les superaba. Debían salir de allí si no querían volverse de metal. Rob tomó la mano de su prima y sin erguirse corrieron de vuelta al bosque.

- ¿Qué vamos a hacer ahora? ¡Son un ejercito y ni siquiera sabemos si podremos devolverlos a la normalidad! - La eriza estaba a punto de romper a llorar otra vez. La angustia era tan grande que, a pesar de abrir mucho la boca al respirar, sentía como si el aire no llegase. Rob intento relajar la mente para poder pensar claro. Si se dejaban dominar por el pánico no llegarían a ningún sitio.

- Vamos a seguir el plan original. Es la única forma. Según su padre, la casa de ese matrimonio está tras cruzar el bosque. Ellos nos dirán donde podemos encontrar la piedra mágica.

-¿Y cómo sabemos si en verdad existe? ¿Cómo podemos saber que no nos engañan? ¡ Maldita sea, por qué siempre que apareces no dejas de estropearlo todo!

- Tendremos que confiar en la palabra de su padre. Ahora en marcha, no podemos permitirnos perder más tiempo.

Amy se mordió la lengua y, a regañadientes, aceptó seguir a su primo. El bosque era muy grande, ¿cómo lograrían encontrar una casita de campo? Sólo deseaba que fuese lo antes posible y que ese matrimonio les dijese lo que necesitaban.