Otras historias...

viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo cuatro

Recorrieron el bosque durante horas. Debería ser ya medianoche cuando Rob consideró que ya podían descansar. Amy se encontraba sentada sobre un tronco caído dibujando en el suelo garabatos. El erizo turquesa no tardó en aparecer cargando con unos cuántos trozos de madera, hizo un montón con algunos y guardó otros para alimentar el fuego.

- Maldita sea...¡Prende de una vez! - Rob frotaba la madera con el palo, pero se resistía a prenderse. Entonces agarró dos piedras e intentó golpearlas hasta saltar una chispa. El resultado fue el mismo: nada.

-Anda deja. ¿Tantas clases sobre la realeza te hicieron olvidar las excursiones al campo que hacíamos de pequeños?-  Rob solamente infló una de sus mejillas y ruborizado apartó la mirada. No tardó en saltar la primera chispa que dio inició a un fuego cálido que iluminó los alrededores - Ya sabía yo que me sería más útil aprender supervivencia que caminar con un libro en la cabeza.

Ambos erizos se sentaron en lados opuestos. Ninguno estaba por la labor de entablar conversación, y más después de todo lo que habían visto. Sin apetito y con el miedo a las pesadillas, Amy se acurrucó en el suelo y apoyó la cabeza sobre su brazo.

- Buenas noches.

-Buenas noches - Rob se limitó a apoyarse en el tronco de un árbol con el arco cargado y haciendo guardia.

Amelia no tardó en quedarse dormida. Estaba flotando en una densa oscuridad cuando empezó a recordar aquellos momentos aterradores. En sueños, pudo ver unos ojos rojos fríos rodeados por metal. Rob pegó un bote al escuchar el grito.

- ¡¿Amelia, estáis bien?! - Su prima estaba temblando con el miedo dibujado en su rostro. Se acercó a abrazarla y la acarició para tranquilizarla- Tranquila, ya paso... Solo fue un mal sueño... - Tarareó una nana que su madre le solía cantar y, finalmente, su prima volvió a cerrar los ojos. Intentó apartarse pero Amy se aferraba en sueños a su pecho. - Amelia...

Se quedó dormido acariciando la cabeza rosada de la eriza. Al día siguiente, Rob se despertó con el primer rayo de Sol. Amy aún seguía dormida y le daba pena despertarla. La pobre se había pasado la noche temblando y desvelándose por las pesadillas. Con cuidado se separó, tomó su carcaj y salió a buscar el desayuno. No se alejó demasiado del campamento, para poder oír si su prima pedía ayuda. Pero eso le conllevo no poder ir tras las piezas más grandes. Al regresar, había conseguido cazar una perdiz rechoncha y  algunos frutos del bosque. Su prima aun seguía dormida así que aprovecho para desplumar al animal e intentar cocinarlo. El olor a comida hizo rugir su estómago, por lo que la eriza no tuvo más remedio que despertarse. Al principio se sorprendió encontrarse en el bosque, luego recordó lo que había pasada y le entraron ganas de derrumbarse de nuevo. Miró a Rob que, usando una rama, asaba una perdiz.

- Veo que no eres tan inútil con el fuego al final - Su tono brusco y cortante solo hizo que su primo se riera.

- Aprendo rápido.

-Ya, lo que tú digas... - Intento alejarse pero su estómago le ordenaba acercarse a la hoja donde reposaban un puñado de bayas. - ¿Por qué no me despertaste?  - No sabía el por qué, pero le resultaba vergonzoso pensar en el tiempo que llevaría dormida desde que él se había despertado.

- Pensé que necesitaríais descansar después de la mala noche que pasasteis.

- Lo siento... No debí de dejarte dormir, esta noche haré guardia yo.

- Tranquilizaos. Si lo que os preocupa es si descanse, os diré que vos misma os aferrasteis a mi tras lograr calmaros. Así que terminé durmiendo un par de horas. - Aquello era incluso más vergonzoso. Se imaginaba a su yo dormida abrazada a su odiado primo. Ridículo.

- Gracias...

- No es problema.

Amy se sentó al lado de los frutos y empezó a mordisquear una mora. Degusto el dulce sabor antes de coger la siguiente. Rob por su marte, utilizaba la punta de una de sus flechas como cuchillo. Dividió la pieza en cuatro trozos: dos para ahora y dos para el camino. Comieron en silencio y al terminar, recogieron lo poco que tenían y retomaron el camino. El sol estaba en su cenit pero apenas llegaba la luz. Los árboles se erguían metros y sus rama tapaban los rallos de Sol, por lo que la luminosidad tenía tonos verdosos. Amy no soportaba otra hora más en silencio. Para su sorpresa, Rob se detuvo en seco, la miró y dijo:

- Voy a entrenaros

- ¿Qué?

- Lo que oyes. Necesitáis aprender a defenderos en caso de que yo no pueda socorreros.

Sin esperar aprobación alguna, Rob le paso el arco a sus manos. Se colocó tras ella, cogió sus manos y las posiciono según él decía: era la mejor manera para apuntar y disparar. Amy se sintió algo incómoda con cercanía del erizo, sentía su aliento en la nuca y su voz sonaba tranquila pero firme. Sin saber por qué, ya no sonaba su voz ridícula sino atractiva. Apartó de inmediato tales pensamientos e intentó prestar atención a la improvisada clase. Apenas tenías unos metros cuadrados sin árboles, pero Rob se movía con gracia y agilidad. Amy, por su parte, se movía con torpeza al intentar imitar los movimientos de su primo.
Tras ensayar una especie de "danza" y poses, la eriza rosada empezó a practicar a apuntar y lanzar.

- Relajad la mano y vaciad la mente. Centraos en vuestro objetivo y olvidad lo demás, eso si, nunca bajéis la guardia o podría seros mortal - Amy vaciló, el tronco que tenía que disparar era lo suficientemente ancho que solo un tuerto lo fallaría. Ignoró a su primo y soltó la flecha, pero para su sorpresa esta pasó de largo el árbol por uno de sus costados. No pudo sentirse más humillada, y la cosa no mejoro con los reproches de Rob - Mal... ¡Mal! Os dije que relajaseis cuerpo y centraseis la mente. ¡¿Es demasiado pedir que me hagáis caso de vez en cuando?! Tsk, voy a por la flecha, quedaos aquí- Recalcó mucho el "quedaos" para que sonará a orden lo máximo posible. En cuánto se hubo alejado, Amelia pataleo el suelo.

- ¡Idiota, idiota! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué entre todos, tuviste que elegirle a él como mi compañero, padre?! ¡¡Ahgg, es peor que la amargada profesora de etiqueta!! Además, no fue mi culpa, esa flecha estaba en mal estado ¬ ^ ¬.... Y lo voy a demostrar - Tomó una flecha del carcaj y apuntó a la rama de un árbol

- ¿Decíais algo? - Amy se sobresalto y sin quererlo, la pluma de la flecha se que escapó de los dedos. La flecha salió disparada y rompió la unión de una colmena a la rama.

- Uh oh.. Mierda.... - La colmena se estrello en el suelo y un furioso enjambre salió en busca del culpable. - ¡¡ CORREEEE!!

- ¿Qué? - Al ver la nube de abejas enfurecidas  Rob también salió por patas. - ¡¡ESPERADME!! - Corrían lo máximo que les permitía la adrenalina. - ¡¡DEBEMOS IR AL AGUA!! ¡¿ Sabes dónde puede estar?!

- ¡¿ TENGO CARA DE CHARCO O QUÉ?! ¡¡TENGO TAN POCA IDEA DE DÓNDE HALLAR AGUA COMO TÚ!! ¡¡AAHH!!

- ¡¿Qué pa... ¡¡AAHH!!

Lo primero que notaron fue el cambió de temperatura, luego la corriente y terminaron orientándose. ¡El río! Lo habían encontrado, y de la manera más tonta posible. Ambos nadaron para alejarse de las abejas y se hundieron nuevamente al verlas llegar. Cuando el zumbido dejó de oírse, se pusieron de pie. El agua les legaba hasta la cintura y la corriente no era demasiado fuerte.

- Eso estuvo cerca...

- Recuérdame no volver a asustarte cuando estés apuntando - Ambos se empezaron a reír y a sentirse aliviados.

- ¡Menudo profesor más patoso estás hecho! - Amy le salpicó en la cara.

- ¡ Dijo la alumna bizca  ¡Ha ha ha! - Empezaron a salpicarse y por primera vez, disfrutaron y se divirtieron. Cuando ya les salían lágrimas y les dolía el pecho de la risa, pararon y pudieron verse directamente. Los ojos de Rob se fijaron en el cuerpo de Amy, la tela del vestido estaba aun más ceñida a su cuerpo y casi transparente. - Am- Amelia... O//-//O..*nosebleed*

- ¿Qué?... ¡Ah!- Ruborizada se tapó los senos con los brazos - ¡Pervertido! >//^//<

- ¡Pero si yo no hice nada! - Rob también se sonrojo demasiado y mentalmente se lamentó de que el espectáculo hubiese durado tan poco. Amy se negó a mirarlo directamente, sus ojos se posaron en el pecho de su primo. La camisa blanca también marcaba su fuerte figura.

- Esto es estúpido... ¿Verdad, primo? ¿Rob? - Pero el erizo no contesto, sus ojos verdes se cerraron y cayó desplomado al agua. - ¡ROB! Ah... - Notó un pinchazo en el cuello y se quitó un pequeño y fijo objeto. - ¿Un dar...do?...- Sintió que todo el cuerpo le pesaba y todo su mundo se oscureció.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD! :D

Hohohoho soy una idiota T_T Siento no haber podido felicitarles las fiestas antes pero, no pude @_@...
El 24 nada mas despertarme, me fui a pasar el día en casa de mis tíos y no volví hasta las 4:30 de la mañana (?!)  y ayer más o menos igual ; ^ ;

Bueno, espero que Santa haya sido generoso este año y el montón de carbón no haya sido tan grande ¬3¬... Ok no XD jajajaja Espero que lo hayan pasado muy bien y disfruten de sus vacaciones :D.

Subiré el capítulo 4 está noche o mañana a más tardar -3-... Un saludo y ¡Feliz navidad!

sábado, 22 de diciembre de 2012

Capítulo tres

Las lágrimas le nublaban la vista. Solo llegaba a distinguir borrones oscuros y un borrón turquesa que sería su primo. Amelia no sentía su cuerpo, por lo que Rob tenía que dar fuertes tirones para lograr avanzar. El erizo intentaba orientarse y esquivar plantas y rocas, pero cargar con su prima no ayudaba. Podría gritarla, pero llamarían la atención descubriendo su posición. Y debido a su estado físico, el erizo no sería capaz de duran 15 segundos frente a aquellas máquinas.. Así que se limitaba a empujar, correr y agudizar la vista y el oído. A pesar de la enorme fuerza de su primo, ella volvió a tropezar pero, está vez, Rob no pudo sujetarla. El precioso vestido beis de hace unas horas estaba lleno de barro, ramas enganchadas y los bordes estaban hechos jirones  Tampoco el pantalón de Rob tenía muy buen estado, aunque tampoco es que les importase mucho en ese momento su aspecto.

- Arriba prima, debemos alejarnos antes de que nos encuentren. - Pero Amy no se movió. Estaba destrozada y muy asustada.

- Que nos encuentren... O me llevan ellos o vuelvo yo por mi cuenta.

-  ¿Acaso queréis morir? ¡Muerta no podrás vengarle! - Su primo le miró sin entender, mas ella no se achantó y le contesto con una fría mirada.

- ¡Voy a luchar por los que quiero! ¡¡Ya he perdido a Mighty!!... y no quiero perder a nadie más.¡¡¡NO PIENSO HUIR Y DEJAR QUE MATEN A MI FAMILIA!!! -  La tristeza se habría transformado en una ira desenfrenada y sedienta de venganza. Dio la espalda sin querer escuchar una sola palabra más, pero Rob la sujeto antes de que saliera corriendo.

- Allí no seréis rival frente a todas esas máquinas...

- No me toques - De un  manotazo se soltó y lo miró con asco - No después de alejarme de Mighty. Por tu culpa no pude salvarlo. - Rob sintió esas palabras escupidas como un golpe bajo.

- ¡No lo hubieras salvado de ninguna manera! ¡Aquella bala le había atravesado el estómago, tsk!- Se odio por haberla gritado. Era normal que estuviera así, quizás, aquel armadillo era más que un conocido para ella. Tragó el orgullo y se rindió, pero las palabras que pronuncio no fueron nada fáciles para él - Voy contigo, así que ya puedes soltar esa rama.

- ¿Qué? - Aquello la había pillado por sorpresa, tanto la propuesta, como el estar sujetando una gruesa rama de roble sin recordar haberla cogido.

- Pienso acompañaros. Temo las estupideces que podríais llegar a hacer sola, además, le prometí a su padre que la cuidaría.

Amy se giró con los ojos rojos de llorar. Odiaba a su primo, pero su ánimo era en aquel momento tan frágil que no pudo evitar girarse y abrazarlo. Rob la consoló mientras ella lloraba en su pecho. Una vez ya calmada, se limpió las lágrimas y empezaron a correr de regreso a la destrozada mansión. En mitad del camino, la eriza no dejaba de soltar blasfemias acerca de lo ajustada que eran las faldas de aquel vestido. Sin preocuparse por la mirada de su primo, rajo la tela hasta que la longitud de la prenda quedó reducida hasta por encima de las rodillas. Rob echo una mirada atrás para ver por qué su prima andaba tan rezagada. Al ver las piernas de su prima y la corta longitud del vestido, no pudo evitar que sus mejillas se ruborizasen y apartase corriendo la mirada. Amelia, sin darse cuenta de la cara del erizo, no tardo en alcanzarlo. Le sorprendió comprobar cuanto terreno habían recorrido sin darse cuenta aunque no podía distinguir si, en verdad habían recorrido un kilómetro al menos, o el tiempo pasaba más lento .

Una vez allí, se escondieron en unos setos observando el patio y la situación. El huevo grande resulto ser un hombre de piernas huesudas alargadas y un cuerpo rechoncho. Su calvicie y su gordura le daban la total apariencia de un huevo. Llevaba unos pequeños anteojos y, bajo su gran bigote y la nariz de patata, no borraba la sonrisa de la cara. Las bolas flotantes habían vuelto a mutar. Ahora parecían personas hechas de metal que cargaban con los cuerpos de los invitados. Pudieron ver como algunos introducían a las personas en una especie de tubo que se abría y cerraba. Asombrados y aterrados, vieron como ante sus ojos introducían a un lobo y ,al abrirse nuevamente el tubo, estaba recubierto de metal y cables dándole el aspecto de una máquina.

- Es peor de lo que me imaginaba... - Ambos se les corto la respiración al ver quién era el siguiente.

- ¡Padre! - Rob hizo ademán de levantarse pero Amy lo agarro de la cintura. Rob fue testigo de como su padre era robotizado sin poder evitarlo. - Maldito bastardo... Juró que lo mataré con mis manos.

Ella no podía contestar. Entre el ejercito de invitados robotizados, pudo reconocer a su madre y a su padre. También estaba Lucinda y algunos sirvientes de la casa. Aquello les superaba. Debían salir de allí si no querían volverse de metal. Rob tomó la mano de su prima y sin erguirse corrieron de vuelta al bosque.

- ¿Qué vamos a hacer ahora? ¡Son un ejercito y ni siquiera sabemos si podremos devolverlos a la normalidad! - La eriza estaba a punto de romper a llorar otra vez. La angustia era tan grande que, a pesar de abrir mucho la boca al respirar, sentía como si el aire no llegase. Rob intento relajar la mente para poder pensar claro. Si se dejaban dominar por el pánico no llegarían a ningún sitio.

- Vamos a seguir el plan original. Es la única forma. Según su padre, la casa de ese matrimonio está tras cruzar el bosque. Ellos nos dirán donde podemos encontrar la piedra mágica.

-¿Y cómo sabemos si en verdad existe? ¿Cómo podemos saber que no nos engañan? ¡ Maldita sea, por qué siempre que apareces no dejas de estropearlo todo!

- Tendremos que confiar en la palabra de su padre. Ahora en marcha, no podemos permitirnos perder más tiempo.

Amy se mordió la lengua y, a regañadientes, aceptó seguir a su primo. El bosque era muy grande, ¿cómo lograrían encontrar una casita de campo? Sólo deseaba que fuese lo antes posible y que ese matrimonio les dijese lo que necesitaban.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Capítulo dos

Amelia estaba aislada de todas las conversaciones. Con la calma de no tener que soportar a su primo, se entretenía hablando mediante gestos con Mighty. Acababan de reírse ante el espantoso estado de la camisa de uno de los invitados, cuando el armadillo le señalo el columpio.

- Te espero allí - Entendió al leerle los labios y luego lo perdió de vista. Ella miró hacia sus parientes que se divertían contando anécdotas o hablando de las ventajas de poseer una de las primeras vías de tren en la capital. Era el momento justo de darse el piro. Dio dos zancadas hacía atrás cuando se choco con alguien.

- Disculpadme señorita, pero opino que deberíais mirar por donde camináis - Esa voz se le hacía horriblemente familiar. Hace 2 años, una tarde de verano, antes de que aquella casa se viniese abajo con ella dentro.

- ¡Tú! - Rob no se sorprendió, púas rosado claro, voz aguda y tono cortante. No podría tratarse de nadie más que de la repipi de su prima.

- Amelia, cuánto tiempo *reverencia*

- Hola - Saludo de mala gana sin ni siquiera mirarle.

- Veo que su carácter sigue siendo tan elocuente como cuando erais una niña. - Pero no pudo evitar sorprenderse del nuevo aspecto de Amelia. Para empezar, su peinado había pegado un cambio de 180º. Ya no quedaba rastro de aquellas tres púas rebeldes, sino una larga cabellera rosada que le llegaba hasta el comienzo de sus senos. Había crecido unos cuantos palmos, aunque él era un palmo más alto. Su cuerpo se había trazado por delicadas y precisas curvas. Estaba claro, esa chica que se situaba frente a él evasiva, no tenía punto de comparación con la niña repipi que recordaba.

- Y tú  forma de hablar sigue siendo igual de ridícula. - Lo miro de reojo. Primero aquellos ojos verde menta. Tampoco ella pudo evitar su asombro. Su tío no mentía al fardar de que Rob era ahora todo un hombre. Había crecido, su cuerpo parecía más tonificado y fuerte. Su pelaje turquesa y sus púas ya eran más alargadas. Llevaba un traje también de soldadito de plomo. - Veo que los años te han favorecido, primo. Aun así, debo retirarme necesito refrescarme.

Rob vaciló entre molestarla cortando el paso pero terminó haciéndose a un lado. Amy estaba ya de camino al columpio cuando sonó el primer disparo.

- ¡Guardia en posición!

 Todos los guardias tomaron sus posiciones y empezaron a disparar a un objeto que sobrevolaba el cielo. Amelia vio asustada como dos personas cargaban con el cuerpo muerto de uno de los guardias. El cuervo tenía un agujero de bala entre ceja y ceja. Pero, por lo poco que pudo ver, esa no era la típica herida de un balazo normal. El descontrol era terrible. La gente corría a refugiarse al salón de baile y otros corrían sin un sentido fijo. Rob logró abrirse camino hasta un escondrijo que había tras las escaleras.

- Sabía que los debía traer. Madre me debéis una disculpa - Se colgó el carcaj y tomó su arco con fuerza. Fue más difícil ir a la zona de pelea que a por su arco y sus flechas. La gente lo empujaba y en más de una vez temió perder el equilibrio. Empujó con más fuerza con los hombros hasta llegar junto a sus padres y tíos.

- ¿¡ Y Amelia, no estaba contigo!? - Su tía estaba histérica en los brazos de su madre.

- No, me dijo que quería ir a refrescarse- Antes de que le contestará, sintió algo acercarse. Tomó una flecha y disparó atravesando la bola flotante. Disparó y derribó otras cinco a la primera, pero aun así seguían cayendo soldados y llegando más máquinas flotantes.

No muy lejos de allí, Amy intentaba mantenerse en pie a pesar de la marea de personas que le empujaban de un lado a otro. Entre el corsé y la marea de gente, empezaba a sentir como se le aplastaban las costillas. Tenía que escapar pero no podía, cada paso que intentaba dar, la marea la empujaba dos pasos hacia atrás. Ya empezaba a pensar que moriría aplastada cuando una mano la tomó del brazo y la jalo fuera.

- ¡Mighty!

- Llegas tarde a donde te dije - Su tono intentaba mantener el buen rollo de siempre. Mas se notaba lo asustado que estaba.. La mano en la que sujetaba su pistola temblaba. - ¿Sabes? Nunca he disparado con esto antes.

- Esperemos que no falles - Intentó ser bromista pero también estaba muy asustada. Los disparos sonaban cerca de donde estaban sus padres y sus tíos. -  ¿Me cubres?

- Siempre

Empezaron a correr en dirección hacia donde la familia real había sido vista por última vez. La gente cada vez eran menos y todos observaban desde las cristaleras el espectáculo. Rob por su parte, empezaba a marearse de los giros tan rápidos que daba para disparar en todas direcciones. Su madre y la tía Nataly habían sido escoltadas al interior de la casa. El rey y su hermano, disparaban a todo lo que podían. Pero les superaban en número. Rob seguía sin entender de donde salían. Esa tecnología no era común ni la había visto antes. En mitad del jaleo, una carcajada corrompió el ambiente. De entre el cielo oscuro, un circulo más gordo voló hasta situarse a una distancia visible del patio.

- Buenas noches, caballeros. Espero no haber sido descortés con mi intrusión. De donde yo procedo es típico que pasen estas cosas.

- Esa voz... - Un pinchazo lleno de dolor la cabeza de Amy. Conocía esa voz, pero no estaba segura de qué.

- Mi nombre es Ivo Robotnick y ordeno que se me entregue el reino o terminaré con cada vida que lo puebla.

- ¡¿ QUÉ OS HACE CREER QUE OS LO DAREMOS ?! - Rob estaba enojado. Su padre por su parte analizaba la situación antes de mover ficha.

- ¿ Acaso deseas una demostración, alimaña impertinente? ¡Cómo quieras!

- ¡AAH! - El disparo dio en uno de los costados de su tío Robert. Amelia oyó el  grito de su padre y corrio a su lado.

- ¡Padre, padre, padre! - Robert cayó al suelo, sus ojos verde esmeralda habían perdido parte de su brillo. Su hermano, había arrancado una tira de su chaqueta e intentaba hacer un torniquete alrededor de la herida.
Amelia se alegró al ver como su padre se levantaba, apoyado en el hombro de su hermano.

- Patéticos. Os puedo destruir solo con mis juguetes - Robotnick pulso un botón y otra tropa de bolas mecánicas volantes salió al ataque. Los disparos cubrían en cielo. Mighty apuntaba y disparaba con la suerte de, en escasas ocasiones, derribar alguno de aquellos trastos. Rob apuntaba y disparaba sin descanso, haciendo un escudo de flechas hasta que algún médico sacase a su tío de allí. Pero las máquinas empezaron a cambiar. Algunas desarrollaron grandes pinzas y armamento.

- ¡Rob, márchate  ¡Saca a Amelia de aquí! -  Grito su tío desde el suelo. Pero el joven no quería abandonarlo. Tenían que acabar con ese huevo con bigotes.

- ¡No pienso dejarles!

- ¡No seas necio muchacho! ¡Hay una forma de vencer a ese loco! ¡Y no es aquí luchando! - A pesar de que Rob no parecía estar de acuerdo con esa opinión, su tío siguió gritándole - Las leyendas hablan de una piedra gigante capaz de realizar cualquier cosa o concederle el poder de un dios a quien la tenga. ¡Amelia y tú sois los únicos que podéis hacer el viaje! ¡A las afueras del reino, cruzando el bosque, hay un matrimonio que te lo explicará mejor y te prestarán ayuda! ¡ Ahora coge a mi hija y marchaos!

- Tío yo... - Pero la escena era tan impactante que lo dejó sin habla. Durante la charla, una de las bolas había cogido a su tío y su padre estaba casi fuera de sus garras. Ambos gritaban debido al dolor de la presión sobre sus cuerpos y el esfuerzo. Aquella máquina era enorme. Ninguna de sus flechas lo dañarían.

- ¡VETE!

No espero más y empezó a correr. Al fondo vio a su prima junto con un armadillo rojo luchando. El corazón se le paro al ver una de las bolas apuntar a la cabeza de la eriza. Pero Amelia estaba tan distraída intentando lanzar las patas rotas de una mesa como si fuesen lanzas, que no deparó en la amenaza.

- ¡Amelia!

Pero para cuando su flecha alcanzó la máquina, esta ya había disparado. Amelia estaba tirada en el suelo con Mighty sobre ella.

- Ha faltado poco. Gracias por salvarme de esta.

- No...hay...de que. - Ella se levantó al notar algo mojarle el vientre. Sangre. Aquella cosa había dado a Mighty.

- ¡Oh no, Mighty! - Intento acomodarlo en el césped y sus piernas. - Te vas a poner bien, ya verás.

Las manos le temblaban al intentar tapar la hemorragia pero era inútil. El armadillo ya daba su última respiración cuando miró a Amy con ojos llorosos y dijo:

- Amy yo te...

- ¡Amelia rápido tenemos que salir de aquí! - Rob tomó a Amy del brazo y la separo de Mighty. Justo en el instante que él abandonaba este mundo.

Yajirushi - Capítulo uno

Todos alguna vez hemos oído hablar de Amy Rose, ¿verdad? La eriza rosada obsesionada con Sonic. Pero... ¿De verdad la conocen? ¿Acaso alguno sabe algo de su pasado, antes de unirse al Sonic Team? ¿No? En ese caso, echemos un vistazo atrás en el tiempo y el espacio. ¿Listos? ¡Pues empecemos!
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Era mediados de primavera y Mercia resplandecía con la gama de colores y aromas. Sus habitantes, tanto niños como mayores, se entretenían pasando sus ratos libres en las calles. Eso si, procurando seguir su horario previsto. Aunque no todos estaban en la labor de cumplir todas sus tareas...

El taconeo sonaba rápido y pesado. Dalia, el ama de llaves, se las ingeniaba para no tropezar con las faldas del vestido y caerse en algún escalón. Peldaños más abajo, y descendiendo la escalera de tres en tres, encabezaba la carrera una joven eriza.

- ¡Señorita Amelia! ¡Regresad aquí inmediatamente o haceros cargos de las represalias! - Pero Amelia, calzada con botas de montar, disfrutaba de una ventaja considerable frente a su perseguidora.

- ¡ No desesperéis mujer, en hora y media me tendréis de regreso! ¡ Ya se que no podéis vivir sin mí!

- ¡ Niña insolente!

Giro la esquina y se lanzó a abrir la puerta, en dirección a las cocinas. Entre el ir y venir del servicio ( Y sus ropajes: mallas, un pequeño corpiño y una chaqueta azul marino oscuro) nadie reparo en su presencia. Solo cuando los rayos del Sol la cegaron, solo ahí, pudo respirar tranquila. Camino sin prisa hacia las cuadras con el fuerte deseo de salir a cabalgar. Al entrar, solamente estaba Mighty. El joven armadillo era el encargado de cuidar y amaestrar a los caballos.

- Buenos días, señorita Rose

- Déjate de bobadas, Mighty que nos conocemos - El armadillo se rió ante el carácter de su amiga.

- Con los años te estás volviendo una gruñona, Amy- Ella sacudió la cabeza y puso los ojos en blanco.

- Y tu cada día más descerebrado. Hay por Caos, trae acá- Le robo de las manos el cepillo y le hizo a un lado- Sabes que a Yerik no le gusta que le cepillen así. Sino de arriba abajo, con suavidad. – Mighty la miraba fascinado cepillar la crin caoba del animal. Entonces descendió la mirada y le sorprendió el no encontrarse con la eriza  rosada plana y con menos curvas que una regla. Sino un perfil marcado por las curvas de sus senos y las caderas.

- ¿ Entiendes? ¿eh? *le sigue la mira* ¡MIGHTY!

- ¿ Eh qué? ¿Qué ocurre?

- ¡¿ Me mirabas los pechos?!- Ante la acusación sus mejillas se ruborizaron, rehuía la mirada y empezaba a atorarse al hablar.

- Que cosas tienes mujer, bueno, "niñita", aun te queda mucho por madurar y soñar para que llegue el día que YO haga tal cosa- Los nervios le ahogaban el pecho y empezó a abrirse parte del pañuelo.

- Te recuerdo que soy 2 meses mayor que tú.

- ¡ Qué campeona!

- Que te zurcen, me voy con Tundra. Al menos ella es mejor compañía *le saca la lengua*

- ¡ Esa yegua tuya me tiene manía! ¡Mira que marcados me los dejo esta vez! – Alzo la mano luciendo la media luna a causa de la mordedura del animal.

- Es lista como la dueña

Mighty se volvió a reír y Amy se fue molesta en busca del caballo. La encontró pastando a escasos metros de las caballerizas. Silbo y el animal levantó las orejas al reconocer la melodía. Amy la saludó a lo lejos y Tundra troto hasta ella.

- ¿Qué tal está mi estela negra?- Acarició el morro azabache y Tundra relinchó dócil cual minino - ¿Ese armadillo pesado te volvió a molestar, eh? Hiciste bien en morderlo hahaha. ¿Lista para dar una vuelta?

Tundra esperaba el día entero para oír esa frase. Sin aguardar un segundo, se aparto lo suficiente para que Amy montase sin problema. Y en cuanto se hubo agarrado, ambas salieron desenfrenadas campo a través. Amy daba palmaditas en el cuello a Tundra para que acelerase el paso, orden que el animal acataba con gusto. Desde que era una potrilla, había amado la libertad tanto como las manzanas. Llegaron hasta las cuencas del río y emprendieron el regreso a casa.
Horas después de aquello, Amy procuraba mantenerse sentada mientras una de las doncellas jugaba y adornaba su largas púas rosas. A sus espaldas, en el espejo pudo ver reflejados los ojos marrones de su madre. Su mirada vacilaba entre la ternura y el reproche porque Amy se había escabullido de sus clases de piano y etiqueta.

- Debes empezar a ser más responsable, cariño. Sabes que tu padre y yo solo miramos por tu gran futuro en esas clases.

- Lo sé, madre - Nataly resoplo cansada de tener siempre la misma pelea. ¿A quién pretendía engañar? Sabía que dijese lo que dijese, Amelia encontraría cualquier excusa para escarparse al campo. Así que decidió olvidar y  cambiar de tema.

- Hace mucho que no vemos a los tíos ni a Rob. ¿Los extrañaste?

- Si añoro a los tíos. Con tanto líos con las apertura del ferrocarril, las nuevas fábricas... La última vez que les vi en persona fue hace 2 años.

- ¿Y Rob? ¿Acaso él no cuenta?

- Bueno... Rob, si, aunque no del mismo modo... - Amy reprimió un escalofrió al recordar a ese erizo bobo. De acuerdo, la última vez que le vio, ambos tenían 12 años. Aun recordaba el dolor de su brazo roto al caerse la caseta del árbol gracias al genio de su primo.

- ¿Aun sigues molesta por el accidente de la casa del árbol? - Su madre se rió cuando Amy frunzo el ceño y el morro. - Bueno gruñona, baja en cuanto Lucinda termine de convertirte en una señorita de tu clase - Le dio un beso en la frente y salió por la puerta.

Amy refunfuño ante el comentario de su madre. ¿A quién le importaba la clase o vestir falda? Para empezar, a ella no, seguro. Lucinda termino de colocar todas las flores en las púas rosadas. Tras eso, le abrocho el corsé con saña. Tanta, que le costaba respirar.  Cuando termino, inclino la cabeza y abandono el cuarto.

- Vaya. Hay que admitirlo, el vestido es bonito - Tomo con la punta de los dedos las faldas del vestido color  beige. Satisfecha con su reflejo, Amy camino por el pasillo hasta el jardín.

 Las voces y la música se podían oír desde mucho antes de llegar. Una vez allí, asomo la cabeza y miro a los invitados. Reconoció las caras de unos pocos: Don Gerardo de Bardómera , el alcalde de la ciudad;  Algunos políticos que mantenían una charla amena sobre como enriquecerse más;  Sus padres, los príncipes Robert y Nataly duques de Rose; Sus tíos, los reyes de Mercia. Respiro tranquila al no encontrar rastro del bobo de ese principito.

- ¡Amelia! ¡Oh por Caos cuánto has crecido, ven a darle un fuerte abrazo a tu tío!- Antes de poder escapar, los fuertes brazos de su tío aplastaron su cuerpo entero.

- Yo también te extrañe, tío.

- Mi niña.

- Tía - Esta vez, el abrazo fue más dulce. Amy miro a sus lados, su mirada se cruzó con la sonrisa de Mighty. Casi no lo reconocía. Llevaba una chaqueta roja y unos pantalones blancos. Parecía un soldadito de plomo que se había escapado de la caja. Lo saludo y él le hizo un gesto con la cabeza. Aún así, no encontró rastro de Rob. ¿Dónde estaría?
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     Notas de la autora:
PERDÓN PERDÓN PERDÓN T__T !! Lo sé, prometí que subiría está entrada hace 2 días, lo lamento ;____;
Bueno aquí comienza la aventura, espero leer sus opiniones acerca del primer capítulo de este fanfic :D

martes, 11 de diciembre de 2012

Yajirushi- Sinopsis

Durante años, el reino de Mercia ha vivido largos años en paz. Pero cuando la codicia de un hombre amenacé a su pueblo, dos miembros de la familia real se verán envueltos en la búsqueda de una gema todopoderosa.

Amelia Rose, o Amy para los amigos, es una joven eriza ruda, de espíritu libre y cuya preocupación máxima es encontrar el momento idóneo para escaparse de sus largas clases de etiqueta, e ir a cabalgar. 
Por otro lado, Rob es el heredero al trono de Mercia. Desde su niñez, los modales y el protocolo han sido muy firmes. Es un chico educado, tiene la costumbre de hablar como si perteneciese a una época pasada y su actividad favorita es el tiro al arco. Ambos comparten, aparte de ser primos, un mutuo aborrecimiento hacia el otro. Pero solo juntos, podrán lograr encontrar la esmeralda que da tanto que hablar a las leyendas. 

¿Lograrán dejar de lado sus diferencias y cumplir su objetivo?
¿O Mercia estará perdida?
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Bueno, aquí les traigo la sinopsis de mi próximo fanfic. Va a ser el primero en el que un personaje (no principal) de Archie sea uno de los protagonistas XD.  Sinceramente, nunca leí un cómic entero de Archie (Aunque los busque en las tiendas ; o ;U) pero gracias a dA conocí a este personaje. A pesar de no ser muy complejo ( Solo es un Sonic turquesa vestido de Robin Hood yaoo) digamos que me vino a la cabeza mientras estudiaba historia XDU y con él toda lo demás. Me pareció una idea "original" (Ya ni me fió de esa palabra XD) mezclar a la eriza perturbada y al educado de Rob'o. 

Solo espero ser la primera en  probar lo que tengo planeado (Aunque lo dudo -.-) Espero que la sinopsis les haya picado la curiosidad >:3 y se animen a leer. Pienso escribir más seguido en este blog (Ya que casi toda la historia la tengo planeada) y por re-engancharme a la costumbre de escribir. Añado que, posiblemente, esta historia la acompañe con dibujos míos (Para empezar pienso ponerme en cuanto tenga un rato libre con la portada o3o) para también obligarme a dibujar más seguido en serio. Bueno eso es todo. Para mañana creo que subiré el primer capítulo de Yajirushi :D 

Un saludo a todos y un fuerte abrazo :3

sábado, 8 de diciembre de 2012

Compañeros de Estudio

Hola mis trolleros y trolleras preferidos :D Aquí les traigo la historia que inaugurará este nuevo blog > w <
Avisos: Esta historia contiene Sonadow ( Yaoi <3) fue realizada junto con 7Tuchi ( http://www.fanfiction.net/u/2883161/7Tuchi léan sus historias son muy buenas (Publicidad modo ON))
Espero que les guste o 3 o

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Caminaba pisando los charcos con fuerza. No sabía como se había podido dejarse convencer. La lluvia hacia el trayecto molesto y, a pesar de llevar paraguas, estaba empapado. Al fin llego a su casa. Golpeó la puerta y espero bajo la lluvia.

- ¿Quién es?

- Déjate de gilipolleces, sabes que soy yo idiota. ¡Abre de una maldita vez que estoy calado! - La puerta se abrió dejando escapar parte del calor.

- Yo también me alegro de verte, Shad - El erizo bicolor lo apartó y entro rudo en la casa. Sonic puso los ojos en blanco - Espera, no dejes ahí el abrigo. Vas a empaparlo todo. Ven, te dejaré algo de ropa.

No protesto, se limito a seguir al erizo a su cuarto. Azul, ¿por qué no le sorprendía? Sonic rebusco en el armario y le lanzó una camiseta blanca de manga corta y unos pantalones negros de chándal.

-¿Qué?- Shadow miro a Sonic que lo miraba fijamente mientras se quitaba la camiseta.

- ¿Eh? Oh perdona te dejo si quieres - Apartó la mirada y salió disparado

- Pero será raro el tío... - Termino de cambiarse y fue al salón donde lo esperaba Sonic leyendo los apuntes de Física - A ver, empecemos con esto antes de que... ¿Eso son galletas?

- Mm si, ¿quieres una? Las hice yo mismo - Sonic le acercó el plato de galletas.

- No están quemadas... - El erizo azul pareció ofenderse y le aparto las galletas justo cuando iba a tomar una.

- ¡Pues te quedas sin galletas! - Shadow se sorprendió y luego se rió.

- ¿ Y ahora por qué te ríes? - Se sonrojo cuando le tomo por las mejillas y lo miro a los ojos.

- Te ves tan lindo enojado...- Sonic se puso como un tomate con el comentario y la cercanía. Intentaba escabullirse, pero su cuerpo parecía desear que aquella situación continuase.

- Shado... yo...- Shadow lo miró y pudo ver en sus ojos rojos el miedo y la pena

- Lo siento, Sonic. Esto... no sé que me paso... Será mejor ponernos a estudiar...- Pero al apartarse Sonic lo sujetó.

-No, Shad. No me refería a eso. Es solo que... Esto es muy nuevo para mí y... - Pero un beso calló al erizo. Un estallido de sensaciones colmó su pecho. Su primer beso.

No se conformó con solo unir sus labios, y metió la lengua en la boca de Shadow. Éste no se lo esperaba, siempre pensó que Sonic era muy inexperto en estas cosas. Mas no replicó y enlazaron sus lenguas. A pesar del frío, sus cuerpos ardían de deseo. Shadow empezó a quitarle la camiseta a Sonic y  No se conformó con solo unir sus labios, y metió la lengua en la boca de Shadow. Éste no se lo esperaba, siempre pensó que Sonic era muy inexperto en estas cosas.  Mas no replicó y enlazaron sus lenguas. A pesar del frío, sus cuerpos ardían de deseo. Shadow empezó a quitarle la camiseta a Sonic y luego se arrancó la suya.

- ¡Shadow, esa camiseta me la regalaron por mi cumpleaños!

- Tranquilo, te lo recompensaré muy bien – su voz sonaba tan seductora que despertó el miembro de Sonic – Vaya, vaya, nuestro pequeño amigo se levantó.

Sonic no sabía tomarse eso como una broma o un apodo cariñoso. Simplemente no lo pensó y empezó a morder el cuello del erizo, mientras jugueteaba con el bello blanco de su pecho.  Aquel gesto puso a cien a Shadow, que se despojó de los pantalones.  Sonic tragó saliva al ver el gran miembro de Shadow. A su lado, se sentía algo acomplejado en tamaño.  Su amante notó en seguida la incomodidad y lo acarició mientras le susurraba tiernamente:


- Tranquilo amor, me has dejado sorprendido con el tamaño de tu verga - le guiñó el ojo mientras su mano bajaba juguetona desde sus fuertes abdominales hasta "ahí".

- S-Shad… - se sentía extraño, pero tan bien…
Shadow agarró su miembro y empezó a frotar su mano, primero despacio y luego más rápido. Alternando el orden hasta que Sonic no aguanto más y se corrió.

- Mmm delicioso – Shadow relamió el viscoso y blanquecino líquido.

- Serás asqueroso – Sonic rompió en una carcajada.

- ¿Ah, sí? - Shadow lo miró con una pequeña sonrisa mientras se subía sobre él – Pero bien que disfrutaste, solo había que oírte gemir de placer…  - se tumbó sobre él y le empezó a dar mordisquitos en el cuello.

- M-más…

- ¿Qué? – Sonic lo miró juguetón y tiró de su cuello fundiéndose en un apasionado beso.  Ambos se masturbaban entre ellos, gimiendo de placer. Pero ni tras eso estaban satisfechos. Sus cuerpos les pedían más.

El erizo azul sintió derretirse en los brazos de su nuevo amante. La temperatura en el ambiente se hacía cada vez más calurosa y agobiante, y sus cuerpos brillaban al estar envueltos en litros de sudor mientras el silencio de la habitación se vio obligado a rendirse ante los incesantes jadeos provenientes de los dos puercoespines.
Shadow comenzó a recorrer con la yema de sus dedos el cuerpo de Sonic sin dejarse ni un centímetro y, posteriormente, repitió la misma operación con sus labios, dejando un claro rastro de saliva a su paso. Lo hizo despacio, sin ninguna prisa, provocando que su enamorado gimoteara de rabia e impaciencia, algo inesperado en un primerizo.

Sonic sintió un angustioso y apasionado ardor dentro de su estómago de la magnitud de un millón de soles. Y, ya que su compañero no parecía dispuesto a calmar sus deseos interiores, el erizo azul decidió satisfacerse a sí mismo estimulándose su propia verga con ayuda de sus caricias y provocando la erección de ésta. Y así, empezó a gemir en un tono que, más que placer, reflejaba desconsolación.
El fuliginoso puercoespín observaba la escena completamente desorbitado. Mas no lo pensó y decidió tomar parte. Agarró el miembro de su amante con fuerza desde su nacimiento y lo metió lentamente en su boca. Todo cuanto pudo. Su erección era de tal dimensión que le llevó esfuerzo introducirla por completo.
Sonic se abrió de piernas todo lo que le fue posible para mayor comodidad de su compañero, evitando también que le entraran en la boca cierto vello que sobresalía de su área púbica.

De no haber sido por el grosor de las paredes, los gritos del erizo azul al sentirse correr dentro de la boca de su amante habrían sobrepasado la habitación y, probablemente, la casa entera.
Shadow relamió hasta la última gota de aquel dulce y exquisito líquido que le proporcionaba tanto deleite, dándose por satisfecho. Sin embargo, Sonic no compartía la misma sensación.
El éxtasis no le había conducido a la complacencia, si no a las ansias de más. Quería sentir a Shadow dentro de él, sentir cómo su interior era profanado.
Reunió fuerzas y consiguió incorporarse. Entonces, con una lasciva mirada que intimidó a Shadow, caminó a gatas hacia él cual predador que tiene acorralada a su presa y señaló con la mirada el miembro de su amado mientras se relamía los labios mansamente. Al adivinar sus intenciones, el erizo azabache no pudo evitar ruborizarse. Veloz como el rayo, el cerúleo puercoespín se abalanzó sobre su compañero, víctima de la contagiosa lujuria, y degustó su palpitante verga viril, haciendo sonoros ruidos al absorberla, provocando que su propia saliva se escurriera por la comisura de sus labios. No se mostraba nada tímido para ser su primera vez. Era como si llevara esperando este momento durante mucho tiempo.
Sus gemidos fueron a más y, al no poder aguantar más, Shadow no logró impedir derramarse en la boca de su nuevo amante. Con la excitación a flor de piel, Sonic trepó por el cuerpo de Shadow hasta llegar a su cara y, después de hacerle un examen a su oscura mirada, le plantó un apasionado beso sujetándolo por las mejillas. El fuliginoso erizo no se hizo de rogar ya que ansiaba probar su propio esperma de los labios de otro. Las manos de Sonic recorrían con deseo el cuerpo de su acompañante y viceversa. Sus gemidos se hicieron más intensos conforme iban aumentando la velocidad de sus caricias. El beso se tornó más ardiente al sentir sus sudorosos y desnudos cuerpos rozándose fuertemente.
La distancia física y espiritual entre los dos había dejado de existir, ya no había barreras, no había nada que les impidiera dar el siguiente paso hacia la felicidad absoluta.

Sonic se amarró al cuello de su amante y, con cautela, se dejó caer encima de la voluminosa erección de Shadow. Entonces, una eterna lucha entre el dolor y el placer se desató en el interior del pequeño erizo azul. Su cara de delectación se hizo más y más pronunciada conforme el pene de su compañero iba adentrándose en su inexplorado e íntimo interior. Y así, la velocidad de sus embestidas aumentó hasta el punto en el que los cerebros de ambos eran incapaces de procesar las inexperimentadas sensaciones y no conocían otra salida que la de jadear envueltos en una penetrante fogosidad, haciendo frente a la ignorancia. Shadow agarraba firmemente las caderas de Sonic, mientras que éste intentaba sujetarse cuanto podía en el blancuzco vello que claramente sobresalía del pecho del erizo azabache y que por poco consigue arrancárselo. Los interminables gimoteos les robaban el aire, provocando que sus rostros se enrojecieran y el tono de estos sollozos aumentara en un intento en vano de recuperar una normalizada respiración. El orgasmo cada vez se hallaba más cerca a ellos, podían percibirlo. Finalmente, una potente electricidad recorrió los cuerpos de los dos puercoespines, los cuales avisaron de esta nueva y desconocida llegada con un potente alarido y una renovada e inesperada lluvia blancuzca procedente de sendos miembros que les dejó sin fuerza para procesar las poderosas emociones de las cuales habían sido testigos.

Fatigados, se quedaron abrazados intentando recuperar el aliento. Ambos resoplaban con los ojos cerrados, intentando regular su pulso. Shadow abrió los ojos y miró a su compañero, sus ojos verdes tenían un brillo especial. Ambos sonreían, cómplices de aquel secreto. De pronto Sonic empezó a reírse con fuerza, el otro erizo lo miró confundido.

- Menudo profesor estás hecho, se supone que teníamos que estudiar física - Sonic siguió riéndose y Shadow lo atrajo hacía él y con voz seductora dijo:

- ¿Acaso no aprendiste nada "físicamente"? Además, admite que esté examen lo íbamos a suspender igual

- ¡Bobo! Aun así… no, no aprendí mucho. Me temo que tendrás que repetir la lección, grr - le guiño el ojo juguetón, cosa que le puso loco.

- Te la repetiré tantas veces como haga falta.

- ¡Shad! ¡Ja, ja, n-no, me haces cosquillas! - pero Shadow siguió mordisqueándole el cuello y las orejas.

- Primera lección: nunca dejes de volverme loco - y sin más, se unieron en un largo beso. Cuando se separaron para tomar aire Sonic apoyó su cabeza en el pecho velludo de él.

- Te quiero, Shadow.

- Y yo a ti… Sonic.

                                                               ~ FIN ~   
I trauma you with love <3
 

Y otra vez a empezar -3-

Hola mis lectores y lectoras favorit@s :D

Bueno, para los que no me conozcáis soy Cristalice, un placer :D
Veréis últimamente seguir con mi blog de Heart of Ice se me hace aburrido -w-U (Tranquilos no lo pienso dejar hasta terminarlo D: ) y se me han ocurrido varias historias cortas para que se me haga más dinámico y vuelva a re-engancharme a la escritura :3

En este blog las historias (tal y como dice el título) serán completamente random XD Es decir, lo primero que se me ocurra... ¡Alé! ¡Historia nueva! XD Las historias serían cortas, desde un capítulo a 20 como mucho o.oU. Aunque bueno, todo depende de si engancha mucho pero aun así  no creo que pasen de los 30 capítulos @_@...

Eso es todo, espero que mis historias le gusten y comenten :D